Juan Pablo II: La nostalgia de la felicidad, huella de lo divino

Mensaje de Juan Pablo II a los participantes en el Meeting de Rímini

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CASTEL GANDOLFO, 30 agosto 2003 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que envió el cardenal Angelo Sodano, en nombre de Juan Pablo II, a los 700.000 participantes en el Meeting por la amistad entre los pueblos que del 24 al 30 de agosto ha organizado Comunión y Liberación, en la localidad italiana de Rímini.

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S. E. Monseñor Mariano de Nicolò, obispo de Rimini
Excelencia Reverendísima
1. El Santo Padre desea, también este año, hacerle llegar a Ud, a los organizadores y a todos los participantes en el Meeting para la Amistad entre los pueblos Su saludo cordial. El tema elegido para la edición 2003 es una expresión tomada del salmo 33: «¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad?». Se trata de una pregunta que induce a la reflexión. Largos tramos de la existencia del hombre transcurren estando él casi insensible al reclamo de la verdadera felicidad, una llamada que sin embargo alberga en su conciencia; está como distraído por su múltiples relaciones con la realidad, y su oído interior parece no saber ya reaccionar. Vienen a la mente las palabras de Isaías: «No hay nadie que te invoque, ni se esfuerce por apoyarse en ti; por eso te ocultaste de nosotros, y nos has abandonado por causa de nuestra maldad» (Is 64,7). El profeta pone de relieve el malestar que suscita la pregunta del Salmo y prosigue: «Los que no me habían pedido nada fueron los que acudieron a mí; los que no me habían buscado fueron los que me encontraron. A un pueblo que no me había invocado fue al que le dije: ‘Aquí estoy.’» (Is 65,1). Estas palabras del profeta Isaías son quizás el mejor contrapunto para el tema del Meeting: Dios se presenta y sacude al hombre replegado sobre sí mismo, oscurecido por su misma iniquidad, se le hace presente tratando repetidamente de llamar su atención. La insistencia de Dios que se manifiesta con amor a un hijo cuya vida va a la deriva constituye un misterio conmovedor de misericordia y gratuidad.

2. El mundo que la humanidad ha construido, sobre todo en los siglos más cercanos a nosotros, tiende a oscurecer a menudo en las personas su natural deseo de felicidad, aumentando la ‘distracción’ en la que ya ellas corren el riesgo de caer por su debilidad intrínseca. La sociedad actual privilegia un tipo de deseo controlable conforme a leyes psicológicas y sociológicas y, por lo tanto, utilizable con frecuencia con el fin de obtener benefício o gestionar el consenso. Una pluralidad de deseos ha sustituido el anhelo que Dios ha puesto en la persona y le urge desde dentro, para que le busque y encuentre sólo en El plena satisfacción y paz. Los deseos parciales, orientados con potentes medios capaces de influir en las conciencias, se convierten en fuerzas centrifugas que empujan al ser humano cada vez más lejos de sí mismo y le vuelven insatisfecho y a veces incluso violento. El Meeting de Rimini 2003 propone de nuevo un tema de perenne actualidad: la criatura humana, que está animada por este deseo de plenitud infinita, jamás puede reducirse a un medio para alcanzar cualquier interés que sea. La huella de lo divino, que toma en ella la forma de nostalgia por la felicidad, hace de la criatura humana algo no instrumentalizable por su propia naturaleza.

3. El malestar frente a la pregunta del Salmo 33 nace pues del hecho de que el hombre no encuentra a menudo la fuerza para decir: «Yo! Yo soy un hombre que ama la vida y desea días de prosperidad». El tema del Meeting recuerda la necesidad de una sacudida en el hombre: tiene que recuperar la energía y el coraje de ponerse frente a Dios para responder al «Aquí estoy» del Señor diciendo – aunque sea con un hilo de voz, eco de esa misma llamada –: «Aquí estoy, también yo estoy aquí. Te invoco, ahora que has vuelto a encontrarme». Esta respuesta al Dios que grita hasta vencer nuestra sordera describe la toma de conciencia, llena de conmoción, a la que llega la persona en el centro más íntimo de sí misma. Esto ocurre precisamente en el momento en que la llamada de Dios logra disolver las nubes que tenían envuelta a la conciencia. Solamente esta respuesta: «Aquí estoy», restituye al hombre su verdadero rostro y representa el comienzo de su rescate. La persona tiene sin embargo que verse apoyada por una adecuada educación que tienda, como finalidad, a favorecer que se despierte en ella la conciencia de su propio fin, suscitando en su corazón las energías necesarias para conseguirlo. La educación, por lo tanto, jamás se dirige a la masa, sino a cada persona singular con su fisionomía única y irrepetible. Esto presupone un amor sincero por la libertad del hombre y un compromiso incansable en su defensa.

4. Con el tema de este año el Meeting recuerda además a los pueblos de Europa que parecen vacilar bajo el peso de su historia, en la que hunden sus raíces. Al reproponer el interrogante del Salmo, la manifestación rimenesa evoca con fuerza la gran figura de san Benito en el acto de acoger a quienes pedían entrar en el monasterio (cfr. Regla, Prólogo 15). Su Regla ha representado, además de un camino de perfección cristiana, un instrumento inigualable de civilización, de unidad y de libertad. Durante siglos frecuentemente marcados por la confusión y la violencia, ha permitido edificar baluartes, gracias a los cuales hombres y mujeres de épocas diversas han sido conducidos a la plena realización de su dignidad. El futuro se construye volviendo a partir de los orígenes de Europa y atesorando las experiencias pasadas, en gran parte marcadas por el encuentro con Cristo. Su santidad, al tiempo que desea que el Meeting sea una ocasión de verdadero crecimiento cultural y espiritual, asegura Su oración y envía de corazón una especial Bendición Apostólica a cuantos van participar en las distintas manifestaciones programadas. También yo formulo mi deseo de un éxito pleno a la noble iniciativa

Cardenal Angelo Sodano
Secretario de Estado
[Traducción realizada por http://www.clonline.org]

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ZENIT Staff

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