San Francisco sigue siendo un maestro en el diálogo con el Islam

Afirma el superior de los Frailes Menores en Marruecos

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RABAT, lunes, 5 abril 2004 (ZENIT.org).- Casi ochocientos años después, san Francisco de Asís sigue siendo un modelo a seguir en el diálogo con los musulmanes, constató en Marruecos el ministro general de la Orden de Frailes Menores.

Fray José Rodríguez Carballo recordó los pilares de la espiritualidad franciscana, que llevaron al «Pobrecillo de Asís» a fundar comunidades en Marruecos al visitar en días pasados a los frailes que forman parte de la Federación Franciscana en ese país, con ocasión del Capítulo.

Los primeros Frailes llegaron a Marruecos enviados por san Francisco el año 1219. A ellos se unió un pequeño grupo en el 1227. Desde entonces, los Frailes Menores ha estado presentes de forma continuada hasta el día de hoy, a excepción de dos breves interrupciones, la primera en el siglo XVI y la segunda en el siglo XIX.

Los Frailes Menores se han dedicado, sobre todo, al servicio de los cristianos prisioneros y a obras de desarrollo socio-cultural. Hoy en día están en actitud de diálogo con la cultura y la religión islámica, y de colaboración con las instituciones locales. Actualmente hay en Marruecos cerca de 30 Hermanos Menores, distribuidos en 11 casas.

En Marruecos, «dar islám», es decir «casa del Islam», «el contexto mismo os obliga a subrayar algunos de los valores típicamente franciscanos, tales como: la oración, la fraternidad, la renuncia a toda voluntad de poder», dijo el superior en la homilía que les dirigió al concelebrar la eucaristía con sus hermanos en religión en Rabat.

«Con vuestra vida y misión estáis llamados a asegurar la presencia franciscana en Marruecos y a contribuir eficazmente a la vitalidad de la Iglesia en este país», añadió.

El padre Rodríguez Carballo repitió literalmente los mismos consejos que dejó san Francisco a los franciscanos que partían para Marruecos: «»Vivan entre ellos [los musulmanes] espiritualmente», sin promover «disputas y controversias, sino sometiéndose a toda humana criatura por Dios» y confesando «que son cristianos»».

«En un ambiente de cruzada, donde «morir por Cristo» o «matar por Cristo» era lo mismo, Francisco propone un camino bien distinto: el camino del Evangelio, que, encarnado en la vida, comporta evitar las «disputas y controversias», y se transforma en servicio “a toda humana criatura por Dios», recuerda el ministro general.

«¡Realmente revolucionario! –exclama– Francisco no sólo es el primer fundador que puso en su Regla un capítulo sobre las misiones, no sólo fue el primer misionero moderno, sino que fue el primer promotor de la pedagogía del «diálogo de la vida» con aquellos que aparecían como el gran peligro de la «cristiandad»».

«En un momento de guerra entre la cruz y la media luna, Francisco optó, en un modo que no dudaríamos en calificar de profético, por el «diálogo del corazón», el «diálogo de los pobres». En un momento de grandes disputas y de grandes controversias, en momentos de fuertes luchas, Francisco, sin condenar personas, no tiene otra preocupación que la de vivir el espíritu de las Bienaventuranzas».

«Estoy plenamente convencido de la actualidad de esta forma de misión», concluyó. «No olvidéis nunca que la primera forma de evangelización es «la predicación con la vida»: La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer lugar, mediante el testimonio».

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ZENIT Staff

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