CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 25 abril 2004 (ZENIT.org).- Al proclamar seis nuevos beatos, Juan Pablo II ofreció a los jóvenes un consejo muy práctico para que puedan descubrir la voluntad de Dios sobre sus vidas.
Al recordar el ejemplo del joven príncipe polaco Augusto Czartoryski, (1858-1893), quien dejó sus títulos nobiliarios para hacerse sacerdote de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, recordó que «elaboró un eficaz método de discernimiento de los designios divinos».
«Presentaba a Dios en la oración todas sus peticiones y dudas de fondo y después, en espíritu de obediencia, seguía los consejos de sus guías espirituales», explicó el Santo Padre.
«De este modo, comprendió su vocación a emprender una vida pobre para servir a los más pequeños», constató al evocar la figura del príncipe que quedó transformado al conocer a San Juan Bosco.
«Este mismo método le permitió, en el transcurso de toda su vida, tomar opciones de tal modo que hoy podemos decir que cumplió los designios de la Providencia divina de manera heroica», añadió.
La vida sacerdotal de Czartoryski duró tan sólo un año, que él pasó en una habitación, a causa de la tuberculosis que padeció desde joven.
«Quiero proponer el ejemplo de su santidad sobre todo a los jóvenes, que hoy buscan la manera de descifrar la voluntad de Dios para sus vidas y desean caminar fielmente todos los días según la Palabra divina», propuso el obispo de Roma.
«Queridos jóvenes amigos, aprended del beato Augusto a pedir ardientemente en la oración la luz del Espíritu Santo y guías sabios para que podáis conocer el plan divino de vuestra vida y seáis capaces de caminar siempre en el camino de la santidad», concluyó en la homilía de la celebración eucarística de beatificación.