Al concluir la audiencia general concedida a unos tres mil peregrinos en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, el Santo Padre afirmó hablando en francés: «Esta mañana, quiero dar gracias a Dios, en su bondad, por haberme permitido ir en peregrinación a Lourdes».

«Doy las gracias a la Virgen bendita por el clima de profundo recogimiento y de intensa oración de este encuentro, recordando con emoción a la multitud de peregrinos, entre los que se encontraban en primera fila, los enfermos, venidos a buscar junto a Nuestra Señora consuelo y esperanza», siguió diciendo.

«Que todos los jóvenes presentes puedan recordar esta peregrinación y puedan encontrar la fuerza para convertirse en hombre y mujeres libres en Cristo», afirmó sintetizando el mensaje conclusivo que dejó en la solemne misa con la que culminó su viaje apostólico internacional número 104 en la pradera del santuario.

El Santo Padre agradeció la acogida al obispo de Tarbes y Lourdes, monseñor Jacques Perrier, a los organizadores, y en particular a las autoridades francesas, en concreto al presidente Jacques Chirac, quien le acogió a su llegada en el aeropuerto.

Juan Pablo II, que pareció haber recuperado fuerzas tras el tremendo esfuerzo que le supuso la peregrinación, al hablar en polaco agradeció a sus compatriotas el que le hayan «apoyado con la oración durante mi peregrinación a Lourdes».

«Desde el primer día del pontificado os lo he pedido y sé que siempre puedo contar con vosotros», concluyó hablando en su idioma materno.

La Iglesia en México condena el uso de la violencia contra inmigrantes en Estados Unidos

MÉXICO, miércoles, 18 agosto 2004 (ZENIT.org).- Exponentes de la Iglesia católica en México han condenado el reciente anuncio de las autoridades fronterizas de los Estados Unidos, según el cual, empezará a utilizar balas de goma con gas pimienta para detener a los inmigrantes –hombres, mujeres, niños– que intenten llegar a la nación vecina del norte.