¿Cómo está afrontando el hombre contemporáneo la búsqueda de Dios?

Entrevista al filósofo salesiano Adriano Alessi

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ROMA, domingo, 29 agosto 2004 (ZENIT.org).- El hombre sigue satisfaciendo actualmente su deseo «recóndito» de Dios, pero persiste la tentación de querer hacerlo a través de caminos diferentes a los que Él llama, constata en esta entrevista concedida a Zenit el sacerdote salesiano y filósofo Adriano Alessi.

Profesor de Filosofía en la Universidad Pontificia Salesiana, el padre Alessi es autor del volumen de notable éxito en Italia «Sui sentieri del sacro», publicado hace seis años por la Editorial Salesiana LAS.

«Ediciones Cristiandad» ha lanzado en español una reedición actualizada del volumen –bajo el título «Los caminos de lo sagrado. Introducción a la filosofía de la religión»– en el que el autor indaga sobre la esencia de la religión y la dimensión de intimidad y de exteriorización de la experiencia religiosa.

–¿Estamos ante un retorno de lo sagrado?

–Adriano Alessi: No es posible responder con un sí o un no. Yo creo que hay una triple distinción entre «retorno de Dios», «retorno de la sed de Dios» y «retorno de la conciencia de la necesidad de Dios».

En relación al primer significado –el retorno de Dios– creo que no se puede hablar propiamente de tal, por el simple motivo de que Dios nunca ha abandonado al hombre ni ha disminuido en ningún momento su voluntad salvadora en relación a la humanidad.

Igualmente pienso que no se puede hablar propiamente de retorno de la sed de Dios, ya que el hombre, sea o no consciente de ello, tiene siempre objetivamente necesidad de Dios, y no puede realizarse si no es entrando en comunión con el Absoluto.

En lo que concierne al tercer significado, acerca del efectivo resurgir de la conciencia del hombre contemporáneo sobre la necesidad de Dios, una respuesta apropiada la tendría que dar no un teólogo o un filósofo, sino un sociólogo.

De todos modos, creo que no son pocos los autores que constatan que el proceso de secularización ha conducido a menudo a un florecimiento de instancias sagradas múltiples. Algunas son genuinas, otras –no pocas– son problemáticas porque más que una búsqueda del sagrado tienen más el sabor de la fuga hacia el esoterismo.

–¿Por qué es incómodo distinguir entre lo que es religión y lo que no?

–Adriano Alessi: La religión, examinada desde los tejados, es decir, en su dimensión humana, se manifiesta como fenómeno histórico-cultural extremadamente complejo.

Las formas con las cuales la fe en Dios se ha configurado en el arco de la historia son muy variadas y a veces contrastantes.

Basta pensar en la configuración que lo divino asume en las religiones de los pueblos primitivos o iletrados, o al rostro monista, dualista, politeísta o monoteísta con el cual el Absoluto es vivido por muchos creyentes.

Esto sin contar la configuración «sui generis» propia de la religiosidad budista, en la cual, al lado de una búsqueda de una salvación escatológica, asistimos a la ausencia de un ser divino, en el sentido tradicional del término.

Así pues no resulta fácil, ni correcto, querer reducir tanta complejidad a un único denominador común. Aunque, tratándose de auténticas creencias religiosas, no tendría que resultar imposible identificar algunos elementos que pertenecen a la esencia de la fe religiosa.

–En pocas palabras, ¿qué es la religión?

–Adriano Alessi: Una relación con la divinidad. La religión, en el sentido de experiencia religiosa humana, puede ser definida como correlación consciente y correcta del hombre con la divinidad. Esta definición sigue la guía del pensamiento tomista que la connota como «ordo ad Deum».

Se trata entonces de una relación o si se prefiere de un diálogo existencial que se establece entre el hombre y Dios.

Nuestra actitud ante Dios puede ser definida como religiosa si está caracterizada por la corrección a nivel noético y de comportamiento.

El auténtico cristiano será el que tenga una concepción del divino conforme a la fe cristiana. El auténtico musulmán será el creyente que se comporta conforme a la praxis del islam.

–¿Cómo son los caminos de lo sagrado?

–Adriano Alessi: Creo que aquí también cabe una distinción. Si por «caminos de lo sagrado» entendemos los caminos a través los cuales Dios llama hoy a los hombres, tenemos que decir que estas vías son infinitas e inescrutables. Serán todas aquellas que el Absoluto en su infinita sabiduría y bondad escoja para realizar su proyecto de salvación universal.

Por otro lado, si entendemos «caminos de lo sagrado» como los caminos mediante los cuales el hombre intenta responder a la llamada divina, entonces la respuesta tiene que registrar las múltiples formas con las cuales los hombres de buena voluntad se ponen a la búsqueda de Dios. Puede ser recorriendo los caminos trazados por las grandes religiones históricas, o bien siguiendo los senderos más precarios de las nuevas formas de religiosidad.

Tenemos que notar que estas nuevas vías, aunque sean subjetivamente válidas, en la medida en que son recorridas con pureza de intención, no son objetivamente equivalentes a las otras, aunque todas tengan necesidad de purificación, en formas diversas.

–La «Nueva Era» tiene futuro?

–Adriano Alessi: Para responderle tendría que ser un profeta. Mi sensibilidad me lleva a pensar que la «New Age», en el modo en el cual se ha configurado en estos decenios, es probablemente no sólo una religión a la carta, sino un fenómeno de moda y por lo tanto destinado a declinar.

No obstante, permanecerá una tentación constante del espíritu humano para querer encontrar a Dios no en los caminos no siempre cómodos por los cuales el Absoluto nos llama, sino a través las vías más cómodas y espaciosas que el hombre se inventa para callar su deseo recóndito de Dios.

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ZENIT Staff

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