CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 agosto 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha destacado la «fidelidad a Cristo y al sucesor de Pedro» del cardenal Marcelo González Martín, arzobispo emérito de Toledo, sede primada de España, en un mensaje enviado al recibir la noticia de su fallecimiento este miércoles.

El purpurado español, que tuvo un papel importante en la Iglesia en España tras el Concilio Vaticano II (fue arzobispo de Toledo desde 1971 hasta 1995), falleció a los 86 años en Fuentes de Nava (Palencia) a causa de un deterioro general de su estado de salud derivado de un fallo cerebral de origen vascular.

El arzobispo Cañizares Llovera presidirá el sábado la santa misa de exequias en la catedral primada de España.

Al recibir la noticia, el Santo Padre ha enviado un telegrama a la archidiócesis de Toledo en el que asegura que ofrece «fervientes plegarias» por el cardenal, «unido a los fieles de esa comunidad diocesana», así como a los fieles de las diócesis de Astorga y Barcelona, donde monseñor González Martín también fue obispo.

El obispo de Roma pide a Dios «que conceda el eterno descanso a quien durante muchos años fue su diligente pastor».

El mensaje pontificio elogia «su abnegada acción pastoral que le distinguió en su ministerio episcopal en esa nación», su trabajo «en la aplicación de la doctrina del Concilio Vaticano II y la renovación de la Iglesia en fidelidad a Cristo y al sucesor de Pedro, así como su labor de diálogo y concordia a nivel eclesial».

Don Marcelo era hijo de un pequeño comerciante, e ingresó en 1935 en el Seminario Diocesano de Valladolid donde cursó estudios Eclesiásticos, tras lo que continuó su formación en la Universidad Pontificia de Comillas, en la que se licenció en Teología en 1940.

Ordenado sacerdote en 1941, fue nombrado obispo de Astorga (León) en 1960, y seis años más tarde fue designado arzobispo coadjutor, con derecho a sucesión, del Arzobispado de Barcelona, al que accedió en 1967.

Su nombramiento como arzobispo de la sede primada de Toledo se produjo en 1971, y un año después fue elegido miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España.

Fue designado cardenal en 1973 por Pablo VI, y desde 1998, académico de honor de la Real Academia de Doctores de España.