A la pérdida de 65 mil vidas y al extenso daño a hogares e infraestructuras públicas hay que sumar el recelo entre diferentes etnias y comunidades religiosas, «una de las huellas más profundas que ha dejado el conflicto», apunta «Caritas Internationalis».
«Caritas Sri Lanka» ha estado llevando a cabo un programa nacional de paz desde 1999 con un modesto presupuesto. Desde entonces, ha extendido sus actividades a más zonas del país asiático y ha incrementado sus contactos entre nuevas comunidades.
Este año, la sede local de «Caritas» organizó distintas actividades para mantener y fortalecer el programa, incluyendo convenciones de paz de estudiantes y de la juventud así como encuentros interreligiosos.
«Caritas Internationalis» lanzó la semana pasada un llamamiento solicitando ayuda por valor de 400 mil dólares estadounidenses para ayudar a financiar las actividades programadas en 2005.
Éstas incluyen seminarios y talleres dedicados a la comprensión de la paz como un derecho humano, a la búsqueda de soluciones no violentas a los conflictos, y a la movilización de los participantes como miembros activos en el proceso de paz de su país.
Estas iniciativas se ofertarán, entre otros, a niños y jóvenes, organizaciones no gubernamentales, oficiales del gobierno, niños-soldado liberados, líderes religiosos y personas dedicadas a la docencia.
Otras actividades del programa de construcción de puentes comprenden el intercambio de obsequios y productos entre comunidades, especialmente las que han perdido bienes esenciales durante el conflicto.
El enfrentamiento entre cingaleses –la mayoría de religión budista– y la minoría tamil –hinduistas— sumió a la pequeña isla del subcontinente indio en dos décadas de guerra civil, interrumpida con la firma de una tregua desde febrero de 2002.
El combate de los «Tigres de Liberación de la Patria Tamil» por la independencia en el norte y este del país estalló en 1983
Sri Lanka ha estado siempre invadida por un fuerte movimiento nacionalista de raíz budista que ha generado en la minoría tamil la percepción de ser discriminada de la vida política, social, civil y cultural del país. Esta situación fue el preludio de la guerra civil.
La Constitución de Sri Lanka reconoce al budismo una posición relevante, pero garantiza a los fieles de otras confesiones el derecho a practicar la propia fe libremente. De una población de casi 20 millones de habitantes, en el país asiático el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiano y el 7% musulmán.
«Caritas Internationalis» es una confederación de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio social, con presencia en más de 200 países y territorios
Más información en www.caritas.org.