KIDAPAWAN, jueves, 2 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Más de 3 mil personas –entre musulmanes, cristianos e indígenas lumads– de todo Mindanao, escenario de violencia y enfrentamientos religiosos, participaron el miércoles en la ceremonia conclusiva de la «Semana de la Paz» celebrada en la gran isla del sur de filipinas por iniciativa de obispos cristianos y líderes musulmanes.
Una marcha, una procesión de antorchas y un llamamiento de paz puso punto final a este evento. La procesión partió de la catedral de Nuestra Señora Mediadora de todas las Gracias para llegar a la plaza central de la ciudad, Kidapawan.
Los participantes se comprometieron a llevar un testimonio concreto de paz en las distintas comunidades de procedencia. La asamblea pidió también al gobierno y a los rebeldes que respeten los derechos de la población de Mindanao, cuyo deseo es vivir en paz.
Entre el 25 de noviembre y el 1 de diciembre, la sexta edición de la «Semana de la Paz» se ha dedicado al tema «Una familia reconciliada, agente de reconciliación». Es una iniciativa del «Bishop-Ulema Forum» («Conferencia Obispos-Ulemas»), organismo que reúne a los obispos católicos y protestantes con los líderes musulmanes de la comunidad islámica, que viven en las Filipinas meridionales.
Aludiendo al tema de este año, los líderes cristianos e islámicos del «Forum» se mostraron de acuerdo en que «la familia es la célula fundamental de la sociedad».
«Muchas familias, cristianas, musulmanas y de indígenas –decía el documento que anunció la “Semana de la Paz”, según citó “Fides”–, se han visto afectadas por los conflictos ocurridos en los últimos años en Mindanao. Siempre hemos promovido la reconciliación, enseñada en la Biblia y el Corán, que se puede alcanzar por medio de un sincero perdón».
El obispo local, monseñor Romulo Valles, intervino en la ceremonia final de la «Semana de la Paz» pidiendo a los padres ser ejemplo para sus hijos y llevar la paz a los hogares.
«La paz comienza por vuestra familia –subrayó–: pido a los padres aquí presentes ser agentes de paz en sus familias y en sus comunidades».
Monseñor Valles mostró igualmente reconocimiento por los esfuerzos que muchas asociaciones, escuelas e institutos realizan para infundir en los jóvenes una cultura del diálogo y de la paz.
Desde su nacimiento en Zamboanga en 1998, la «Semana de la Paz» abarca seminarios, congresos, encuentros de oración, manifestaciones y campañas de sensibilización a todos los niveles promovidas en las calles, escuelas y centros culturales, donde cristianos y musulmanes se esfuerzan en testimoniar que el diálogo interreligioso es el camino para la armonía social y la paz en el sur de Filipinas.
Las celebraciones de este año se han desarrollado en un momento muy delicado para el proceso de paz en la región, bloqueado desde hace más de un año. Tras el «alto el fuego» firmado el pasado julio, el gobierno y el mayor movimiento de la guerrilla musulmana –«Frente Moro de Liberación Islámica»– aún no han reanudado oficialmente las negociaciones, si bien los observadores apuntan que las partes estarían cercanas al inicio de nuevas conversaciones.
En el contexto de Mindanao, donde hay comunidades musulmanas muy numerosas y los grupos fundamentalistas son una amenaza, la «Conferencia Obispos-Ulemas» desempeña una tarea esencial al poner su empeño en el diálogo interreligioso. Se recurre a la Conferencia para mediar entre el ejército y la guerrilla, o para la liberación de rehenes.