No habrá partida de defunción para la familia, asegura el cardenal Trujillo

Al inaugurar el Congreso Educación y Familia en Murcia

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MURCIA, jueves, 2 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Las ideologías que atacan a la familia no firmarán su acta de defunción, afirmó el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio de la Familia, al inaugurar este jueves el II Congreso Educación y Familia de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

Aunque «es cierto que la familia pasa hoy por dificultades», sin embargo «estamos asistiendo a una presencia nueva de la familia a lo largo y ancho del mundo», constató el purpurado colombiano.

Para el cardenal López Trujillo, «se han equivocado quienes han expedido ya la partida de defunción de la familia».

«Si es algo amado por Dios, algo querido para el hombre desde el principio, algo que entierra sus raíces en el mismo corazón de Dios, si es una institución natural, base de la sociedad y patrimonio de la humanidad, no será pulverizada, ni en el futuro nosotros o los que vengan detrás tendrán que recoger sus cenizas», aseguró el cardenal según la crónica de la Conferencia publicada por Veritas.

El Congreso gira en esta edición en torno al lema «Educación y Familia» y ha sido organizado por petición de la Santa Sede.

El purpurado afirmó que, de hecho, la familia «es la única institución capaz de educar íntegramente al hombre», y añadió que «hay que preguntarse si lo que en algunas partes se presenta como liberación y progresismo responde a la verdad antropológica de la persona humana».

Para el presidente del Consejo Pontificio para la Familia, ésta «tiene ante sí un enorme desafío en el que se juega la propia historia del hombre», y añadió que las ideologías actuales «pretenden robar el futuro, la esperanza y el corazón humano a una sociedad que de verdad los necesita».

Uno de los desafíos actuales de la familia está en la «confusión conceptual», pues según el cardenal, «no es casualidad que el primer embate», que se produjo en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD)en El Cairo (1994), «fuese sobre la identidad de la familia (y de ahí que se pasara a la terminología «tipos de familias»), para luego elaborar en [la Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Pekín (1995)] la ideología del género».

«Ha habido muchos cambios a lo largo de la historia, de la familia intergeneracional a la nuclear, del patriarcado al modelo actual, pero su núcleo, la familia como comunidad de amor y vida entre un hombre y una mujer en la que se dan los hijos, eso ha sido siempre así. Esto es lo que ha inspirado a todos los pueblos y culturas sus sociedades y sus legislaciones, y sólo en los últimos diez años se ha puesto en tela de juicio», afirmó.

Para el purpurado, los políticos «tienen actualmente un dilema: ¿serán seducidos por una ideología transitoria de partido, o dejarán que su actuación sea guiada por el bien del hombre y de las familias?».

«¿Por qué los políticos no van por los pueblos y las ciudades, y preguntan a las familias qué es lo que de verdad quieren?», siguió interrogándose.

El cardenal se preguntó también «qué tipo de estilo de vida se está ofreciendo a los jóvenes para que puedan formar nuevas familias».

«¿Qué pasará en la sociedad del futuro si el esposo y la esposa no pueden confiar el uno en el otro, si se descarta la fidelidad y si la maternidad y la paternidad son temidos como una enfermedad? ¿Qué futuro les espera a España y a Europa?».

Según el presidente del Consejo Pontificio para la Familia, es necesario «luchar contra la deformación que se está imponiendo sobre la imagen de la familia», y afirmó que la convivencia conyugal «está fundada sobre una donación que no esclaviza, sino que libera, que no abaja a la mujer, sino que al contrario, la engrandece aún más».

Por otro lado, el cardenal se refirió a «ciertos experimentos que ciertos países occidentales están realizando con la familia», y añadió al respecto que «la Conferencia Episcopal Española tiene razón cuando dice que se ha puesto en circulación una moneda falsa con la cuestión de las parejas de hecho. Son una ficción jurídica porque no se comprometen a nada ni de cara a la pareja ni de cara a los hijos ni de cara a la sociedad, pero pretenden todos los derechos del matrimonio».

Respecto a la adopción por parte de homosexuales, el cardenal afirmó que el caso es aún de mayor gravedad, «pues se expone a los hijos, el don más preciado de los padres, a experimentos que ignoran la misma convención de los derechos del niño de la ONU, que hace primar siempre el bien de éste».

«Si la familia es anulada como objeto social y desmembrada, existe un peligro cierto de que sea absorbida por los tentáculos del Estado», afirmó, y añadió que «es imprescindible combatir por los derechos de educar de la familia, y también por lograr un clima social en el que esta educación dé sus frutos».

El cardenal López Trujillo afirmó también que en la cuestión de la familia «hay muchos puntos de encuentro con otras religiones», y refirió sus impresiones en el reciente encuentro interreligioso sobre este tema la semana pasada en Qatar, en el que él fue uno de los participantes: «Existe un Islam muy vivo y que se hace preguntas, que empieza a comprender el valor del matrimonio y de la dignidad de la mujer, y que está cuestionando la poligamia y el repudio», afirmó.

En la sesión de inauguración del encuentro intervinieron también, entre otros, el nuncio apostólico en España, el arzobispo Manuel Monteiro de Castro; y el presidente de la Universidad Católica de Murcia, José Luis Mendoza.

Mendoza denunció el interés de determinados grupos de poder de eliminar el cristianismo y «el acoso improcedente a que está siendo sometida la Iglesia católica por proclamar las exigencias morales del Evangelio».

En particular, expresó su oposición a la iniciativa del gobierno español de reconocer el «matrimonio» entre homosexuales porque «quebranta la ley natural y el sentido común».

En relación a la adopción por parte de parejas homosexuales, destacó «los daños irreparables que le puede producir al niño el hecho de crecer privado de las figuras insustituibles del padre y de la madre, así como las graves consecuencias morales y psicológicas que provocaría en el niño, según detallan los informes de prestigiosos psiquiatras, psicólogos y pedagogos».

Según Mendoza, el gobierno español «quiere imponer una ideología opuesta drásticamente a la fe cristiana y a la creencia de la mayoría de los españoles. Esta actitud, impositiva y avasalladora, provoca el desamparo de la familia española que se siente menospreciada y discriminada, pues se le impide ejercer sus derechos como institución natural que ha sostenido y sostiene la civilización».

Durante su intervención, el nuncio de Su Santidad en España recordó que «cada hombre es una obra maravillosa salida de las manos de Dios, y, por tanto, no es un objeto que se pueda utilizar para un fin».

Monseñor Monteiro de Castro señaló que los signos más importantes de la deformación de la familia son: la facilidad del divorcio, la aceptación del matrimonio puramente civil y la celebración del matrimonio como sacramento movidos por otros motivos que no son los de una fe viva, entre otros.

La sesión continuó con una ponencia del psiquiatra Enrique Rojas sobre «Cómo construir una relación duradera: el amor inteligente».

Es posible seguir las crónicas de las ponencias del Congreso que se clausurará este sábado a través de la agencia Veritas (http://www.agenciaveritas.com).

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ZENIT Staff

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