Las cárceles de Inglaterra y Gales, un «escándalo»: alerta el episcopado católico

Publica el informe «Un lugar de redención»

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LONDRES, viernes, 10 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Las prisiones están fracasando tanto para los delincuentes como para las víctimas, denuncia la Conferencia de los Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.

Por ello pide una reforma radical de la política penal y un profundo cambio de actitud en esta materia, según se desprende del informe que el departamento de Responsabilidad Cristiana y Ciudadanía del organismo episcopal dio a conocer el martes.

Se titula «Un lugar de redención». El documento de 115 páginas fue presentado en la prisión de Brixton al ministro de Prisiones, Paul Goggins, por parte del arzobispo de Westminster, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor.

El informe pide reformas fundamentales en política penal, describe el estado de las prisiones de la nación como «un escándalo» y constata el empleo de fondos en la extensión más que en la mejora del sistema penitenciario.

Igualmente señala que las prisiones están demasiado ocupadas, y en cambio ofrecen escasas oportunidades de educación o trabajo a los internos.

Recuerda que, con dos tercios de delincuentes que reinciden en los dos años posteriores a su liberación, las prisiones están fracasando en la seguridad de la sociedad.

«Durante demasiado tiempo se ha registrado la tendencia a considerar la prisión como la parada final para todos los problemas de la sociedad. Esto debe acabar –se lee en el documento–. La prisión no debe ser el cubo de la basura para los problemas que la sociedad fracasa en orientar a otro lugar…».

En sus líneas pide un cambio de actitud explicando cuál es la comprensión cristiana del propósito del castigo, que debe ser «reformador y rehabilitador».

Publicado por «Burns & Oates» junto al episcopado del país, «Un lugar de redención» alerta de la «terrible sobre-ocupación» en las cárceles, de la elevadísima tasa de suicidios y del difundido consumo de drogas.

El informe recomienda el desarrollo de un sistema penitenciario en el que haya una educación mejor, más tratamientos para drogadicciones, más programas destinados al comportamiento y mejor atención de salud mental para el amplio porcentaje de prisioneros que sufren trastornos de este tipo.

Además indica que el personal de prisiones debería ser «atentamente escuchado y atendido», si bien alerta de que algunos empleados deberían ser sustituidos porque su perspectiva de las cosas «está corrompida por persistentes prejuicios que impiden el cambio necesario».

El informe lanza también un llamamiento a la comunidad católica para que se comprometa más en el trabajo voluntario en este terreno.

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ZENIT Staff

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