«Las palabras de Cristo: “Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos” han sido ejemplificadas plenamente por el acto heroico del padre Colendres, quien dio su vida por socorrer a las víctimas del tifón», escribió a la agencia «Fides» el padre Bel San Luis, misionero verbita filipino.
Con esas palabras recordó al sacerdote de Infanta fallecido el 29 de noviembre. Según refieren fuentes locales, el padre Colendres, de 48 años, canciller de la Prelatura, consiguió salvar con su camión a más de 200 personas.
Después, intentando socorrer a más víctimas, ató una cuerda a un árbol y la lanzó hacia ellos, pero fue arrastrado por la corriente.
«El padre Colendres había dedicado su vida a los pobres. Su heroísmo refleja los grandes esfuerzos de la Iglesia local de Infanta y de su obispo, monseñor Rolando Tria Tirona, por la asistencia a las víctimas del desastre», señala el padre Bel San Luis.
Los restos del padre Colendres fueron trasladados a Midayap, en los alrededores de Cotabato, en la isla de Mindanao, donde había nacido. En su funeral participaron cristianos y musulmanes y el alcalde de Midayap decretó una semana de luto.
Monseñor Rolando Tria Tirona ha difundido un mensaje –recibido en la agencia de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos– en el que recuerda la gran contribución dada por el padre Colendres en la catequesis y en los programas socio-económicos en la Prelatura, y su espléndido testimonio.
El prelado informa además de que se ha creado un Centro de recogida en el Santuario de Monte Carmelo en Quezon City, pidiendo alimentos y medicinas, pero también voluntarios. La Iglesia se prepara a reabrir las parroquias afectadas y a acoger las familias de los desplazados.
Por su parte, monseñor Gaudencio Rosales, arzobispo de Manila, ha difundido igualmente en su zona una carta en la que invita a los fieles a realizar gestos de solidaridad hacia las personas afectadas por las inundaciones, facilitando material y alimentos a «Caritas».
Se estima que la tempestad tropical que a finales de noviembre golpeó la parte oriental de la isla de Luzón ha provocado más de 1.500 víctimas entre muertos y desaparecidos; la cifra de evacuados y sin hogar supera las 40.000 personas.