En su mensaje por las fiestas navideñas, Chiara Lubich constata: «Si estamos unidos, Jesús está entre nosotros. Y esto vale. Vale más que cualquier otro tesoro que pueda poseer nuestro corazón: más que la madre, que el padre, que los hermanos, que los hijos».
«Vale más que la casa, que el trabajo, que la propiedad; más que las obras de arte de una gran ciudad como Roma, más que nuestras ocupaciones, más que la naturaleza que nos rodea, con las flores y los prados, el mar y las estrellas; más que nuestra alma», añade.
«Él es quien, inspirando a sus santos con sus eternas verdades, hizo época en toda época –prosigue el mensaje–. También ésta es su hora: no la de un santo, sino la de Él; de Él entre nosotros, de Él viviente en nosotros, que construimos –en unidad de amor– su Cuerpo místico».
Por eso Lubich exhorta a que «vivamos momento a momento en la caridad la vida que Él nos da».
Y es que «el amor fraterno es el mandamiento básico»; «nada vale de todo cuanto hacemos si en ello no se da el sentimiento de amor por los hermanos, porque Dios es Padre y tiene en su corazón siempre y sólo a sus hijos», concluye.
El Movimiento de los Focolares –«Obra de María»–, surgido en 1943 en la ciudad italiana de Trento, involucra hoy a cuatro millones y medio de personas en 182 países; más de dos millones son adherentes y simpatizantes –pertenecen también a Iglesias no católicas, a religiones no cristianas o no son creyentes–.
Chiara Lubich inició esta corriente de espiritualidad centrada en el amor, expresado en el Evangelio, que suscitó un movimiento de renovación espiritual y social: la espiritualidad de la unidad, que se traduce actualmente en diálogo dentro de la Iglesia, diálogo ecuménico, diálogo interreligioso y diálogo con los no creyentes.
Más información en www.focolare.org.