MADRID, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la «Nota de prensa sobre el sida y el preservativo» que publicó este miércoles la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española.
Aclara las interpretaciones periodísticas de las declaraciones que hizo este martes el padre Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal Española (Cf. Propuestas del secretario del episcopado español al gobierno para prevenir el sida).
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El Secretario General de la Conferencia Episcopal, P. Juan Antonio Martínez Camino, visitó ayer a la Ministra de Sanidad y Consumo, Dña. Elena Salgado, con el fin de conversar sobre el modo de colaborar del mejor modo posible en la prevención de la pandemia del SIDA. Es un asunto que preocupa mucho a la Iglesia, a los católicos y a las instituciones eclesiales que trabajan, de modo destacado, en España y en todo el mundo, en la atención social y sanitaria a los afectados por esta enfermedad.
El Secretario General comentó con la Sra. Ministra el programa de prevención conocido como ABC y propuesto por prestigiosos científicos y especialistas de rango internacional. (Véase la revista médica «The Lancet» de noviembre de 2004). El consejo de los especialistas es que las políticas de prevención de la transmisión del SIDA por vía sexual, para ser completas y eficaces, han de basarse en la recomendación – por este orden – de la abstención, la fidelidad y el uso de preservativos. Lo mismo afirma también la Organización Mundial de la Salud.
Se explicó, por tanto, a la Sra. Ministra que no son ciertas las afirmaciones que aseguran que la Iglesia, cuando promueve el recto uso de la sexualidad humana, encauzada por la virtud de la castidad, se sitúa en contra de las recomendaciones científicas a la hora de prevenir el contagio de SIDA. Por el contrario, la abstención de relaciones sexuales indebidas y la fidelidad mutua entre los cónyuges, constituyen la única conducta segura generalizable frente al peligro del SIDA. Las recomendaciones de los expertos en salud pública coinciden en esto con la doctrina moral de la Iglesia.
El Secretario General respondió brevemente a los periodistas que le esperaban a la salida del Ministerio de Sanidad que el uso del preservativo tiene un lugar en ese programa llamado ABC, un plan integral técnico de prevención del SIDA. Esta declaración ha de ser entendida en el sentido de la doctrina católica que sostiene que el uso del preservativo implica una conducta sexual inmoral. Por eso, la Iglesia colabora eficaz y racionalmente en la prevención del SIDA promoviendo la educación de las personas para el amor conyugal fiel y abierto a la vida, tratando de evitar de este modo las relaciones indebidas y promiscuas, que dan lugar a las llamadas «situaciones de riesgo» sanitario. De acuerdo con estos principios no es posible aconsejar el uso del preservativo, por ser contrario a la moral de la persona. Lo único verdaderamente aconsejable es el ejercicio responsable de la sexualidad, acorde con la norma moral.
En conclusión, a diferencia de lo afirmado desde diversas instancias, no es cierto que haya cambiado la doctrina de la Iglesia sobre el preservativo.