CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Juan Pablo II este jueves a los participantes en el congreso general de la Federación Internacional de la Familias de Schönstatt.
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Queridos hermanos y hermanas de la Federación Internacional de las Familias de Schönstatt
1. Al concluir vuestro capítulo general, habéis venido en peregrinación a Roma para rezar ante las tumbas de los apóstoles y renovar ante el sucesor de Pedro vuestra fidelidad a la Iglesia. Me alegra mucho vuestra visita y os acojo de corazón aquí, en la casa del Papa. ¡Que estos días en la Ciudad Eterna sean un tiempo de Gracia, en los que todos podáis experimentar la cercanía de Dios y sus santos!
2. «¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!» (carta apostólica «Familiaris consortio», 86). Os habéis dedicado hasta ahora a comprender de manera profunda el matrimonio y la familia a la luz de la fe. Es bueno que la familia sea el carisma de vuestra unión. La familia es una «escuela de amor». ¡Transmitid a la gente vuestro entusiasmo por el matrimonio y la familia! La sociedad tiene en estos momentos más necesidad que nunca de familias sanas que sean capaces de defender los valores comunes. ¡Si fortalecemos la sacra institución del matrimonio y la familia en armonía con el designio divino, el amor y la solidaridad crecerán entre los pueblos!
3. ¡Queridos hermanos y hermanas! El Año de la Eucaristía es una apremiante invitación para todos vosotros a encontrar «en el supremo sacramento del amor el manantial de toda comunión» (mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 2005). ¡Redescubrid el don increíblemente grande de la Eucaristía! De este modo seréis capaces de «vivir plenamente la belleza y la misión de la familia» (carta apostólica «Mane nobiscum Domine», 30). Por intercesión de la «Mater Ter Admirabilis» os imparto de corazón la bendición apostólica.
[Traducción del original alemán realizada por Zenit]