La Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis» establece que, «después de la muerte del Romano Pontífice, los Cardenales celebrarán las exequias en sufragio de su alma durante estos días.
Ya en el Concilio de Lyón de 1274 Gregorio X estableció que, tras la muerte del Pontífice, fueran celebradas por los Cardenales presentes en la ciudad donde muriera las ceremonias fúnebres en sufragio por el difunto.
Pío IV –en la Constitución Apostólica «In eligendis»– y Gregorio XV –en el «Caeremoniale Romano Pontifice»– regulan el orden de estas exequias. Están previstos turnos –los primeros tres días celebra el Capítulo de la Basílica Vaticana y los últimos tres el Colegio de los Cardenales– que actualmente han sufrido en la práctica modificaciones por diversas exigencias.
Si uno de los «novendiali» coincide con una solemnidad según el Calendario Litúrgico, las celebraciones en ese día no tendrían lugar. Y así sucederá el próximo lunes, 4 de abril, que en este año se celebra la solemnidad de la Anunciación.