CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 15 abril 2005 (ZENIT.org).- Este viernes, después de mediodía, se instaló la chimenea en el techo de la Capilla Sixtina que con su fumata blanca anunciará al mundo la elección del nuevo Papa.
Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, informó que se realizarán pruebas con humo de color amarillo (ni blanco ni negro) para asegurarse de su buen funcionamiento.
En el cónclave de octubre de 1978 no fue fácil distinguir el color del humo, que fue más bien de color gris, suscitando confusión entre los fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Ante los objetivos de fotógrafos y de cámaras de televisión de todos los continentes, tres obreros se subieron al techo, sostenidos por cables de seguridad, para reinstalar la chimenea que no se utiliza desde hace más de 26 años.
En días pasados, ya se había colocado en la Capilla Sextina, en la entrada a la izquierda, la antigua estufa en la que se quemarán las papeletas al final de las votaciones.
Las fumatas previstas para cada día son dos, una al final de la mañana (después de dos escrutinios), en tonos a mediodía, y otra en la tarde, hacia las 19,00 horas, también después de dos votaciones.
Si el humo de la chimenea, que puede verse claramente desde la plaza de San Pedro del Vaticano es negro, querrá decir que los 115 cardenales electores todavía no han encontrado consenso; si es blanco, la Iglesia contará con un nuevo Papa.
Antiguamente para lograr los diferentes colores del humo se utilizada paja mojada; hoy se utilizan productos químicos.
Pero para evitar cualquier duda, el arzobispo Piero Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, anunció que en esta ocasión las campanas de la basílica repicarán a fiesta. La diócesis de Roma ha anunciado, además, que todas las campanas de la ciudad se unirán a las de San Pedro.
Poco después tendrá lugar el anunció del protodiácono, el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez, desde el Balcón de las Bendiciones, en la fachada de la Basílica de San Pedro: «Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam».