ROMA, sábado, 16 abril 2005 (ZENIT.org).- Los reconocimientos a Juan Pablo II han venido de muchos no católicos, como muestran los siguientes ejemplos.
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Rabí Marvin Hier, fundador del Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles
«Ningún Papa ha hecho más por los judíos».
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Comité de Rabinos de Nueva York
«Recordaremos cariñosamente sus históricas visitas a la Gran Sinagoga de Roma, al campo de concentración de Auschwitz (Polonia) y al Muro Occidental de Jerusalén, así como el que estuviera con nosotros en solidaridad espiritual. Al declarar el antisemitismo un pecado contra Dios y la humanidad, el Papa recordó en repetidas ocasiones al mundo que no podemos volver nunca a permanecer en silencio mientras perecen personas por su raza o religión».
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Rowan Williams, arzobispo anglicano de Canterbury
«Creo que en estos días pasados, hemos visto un extraordinario ‘sermón vivido’ para el tiempo de Pascua, sobre cómo afrontar la muerte con honestidad y coraje; afrontar la muerte en la esperanza de una relación que no se rompe por la muerte sino que continúa más allá de ella. El Papa Juan Pablo II mostró su carácter en la forma en que afrontó su muerte; claramente frustrado, claramente sufriendo, y sin embargo aceptando todo; haciendo frente a sus fragilidades y permaneciendo valeroso y esperanzado. Siento que hay una cierta coincidencia en el hecho de que muriera en el Tiempo Pascual – un tiempo del año eclesiástico que significó mucho para él. Ha sido un tiempo en el que ha sido capaz de dar un mensaje al todo el mundo cristiano, y de hecho a todo el mundo, que no será olvidado fácilmente».
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Billy Graham, evangelista de Estados Unidos
El Papa Juan Pablo II ha sido «incuestionablemente la voz más influyente para la moralidad y la paz del mundo durante los últimos 100 años. Estaba convencido de que los complejos problemas de nuestro mundo son en última instancia de naturaleza moral y espiritual, y de que sólo Cristo puede liberarnos de las cadenas del pecado, de la avaricia y de la violencia».
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Mark Hanson, presidente de la Federación Luterana Mundial
«Los luteranos recordarán siempre a Juan Pablo II como el Papa que fomentó un crecimiento sin precedentes de las relaciones entre luteranos y católicos romanos. Curando las heridas causadas durante el siglo XVI, la Reforma adquirió un nuevo significado cuando se firmó en 1999 la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Vivimos en una nueva esperanza de que el Espíritu de Cristo Vivo continuará aquella labor y nos conducirá a una relación más fuerte entre los dos cuerpos eclesiales».
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Richard Land, presidente de la Comisión Baptista del Sur de Ética y Libertad Religiosa
«Reunió a las naciones cautivas de la Europa del Este para arrojar el yugo del comunismo soviético. Además, se presentó como uno de los más elocuentes portavoces en cualquier parte del mundo de la libertad religiosa para todos los seres humanos como un derecho universal, y de la santidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural en todas partes».
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Reverendo Frank Griswold, líder de la Iglesia episcopaliana de Estados Unidos
«Como el cabeza de familia del Evangelio, fue capaz de sacar del tesoro de sus propias cosas ‘tanto nuevas como antiguas’ de su espíritu profundo. Su voz y su autoridad moral han dado inspiración y esperanza a millones más allá de la Iglesia católica romana. Su compromiso por la unidad de la Iglesia se expresaba en su buena voluntad personal de encontrarse con representantes de otras comunidades religiosas e invitar a quienes estaban fuera de su propia tradición a reflexionar sobre cómo el ministerio de Obispo de Roma puede ser de un mayor servicio tanto a la causa de la unidad cristiana como al bienestar del mundo».
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Ted Haggard, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos
«El Papa Juan Pablo II ha estado firmemente con nosotros en todo el mundo libre defendiendo el matrimonio heterosexual monógamo y defendiendo el hecho de que un feto es un ser humano».
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El Dalai Lama
«A pesar de su avanzada edad y su declive de salud física, sus esfuerzos implacables para visitar diferentes partes del mundo y encontrarse con las personas que vivían allí, para promover la armonía y los valores espirituales, han ejemplificado no sólo su profunda preocupación sino también el coraje que le llevó a cumplirlo».
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Patriarca Alexis II, líder de la Iglesia ortodoxa rusa
«El Papa Juan Pablo personalmente, y sus obras e ideas, han tenido un fuerte impacto en el mundo».
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Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, «primus inter pares» entre los jefes cristianos ortodoxos del mundo
«El Papa Juan Pablo II previó la restauración de la unidad de los cristianos y trabajó por su realización».
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Metropolitano ortodoxo Kirill de Smolensko y Kaliningrado, jefe del departamento para las relaciones externas de la Iglesia del Patriarcado de Moscú
«Los últimos días de Juan Pablo II estuvieron marcados por las cualidades, que le han ganado el respeto de todo el mundo. Aguantó sus sufrimientos con fe firme, haciendo que millones de personas admiraran su coraje. Espero sinceramente que su memoria sirva a la causa de la construcción de unas buenas relaciones entre nuestras Iglesias y sea un compromiso para superar las actuales dificultades. Ruego al Señor Jesucristo por el descanso del alma de Su Santidad el Papa Juan Pablo II».
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Papa Shenouda III, Iglesia copta
«Quisiera extenderos mis más cordiales simpatías por la muerte de Su Santidad el Papa Juan Pablo II tras haber guiado a la Iglesia durante 26 años. Durante este periodo fue muy respetado y honrado por las personas de todo el mundo. También fue altamente elogiado por sus cualidades personales y su participación en la labor ecuménica y en la relación entre la Iglesia católica y el resto de iglesias del mundo».
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Clifton Kirkpatrick, presidente de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas
«Damos gracias a Dios por el impacto que ha tenido en nuestro tiempo el Papa Juan Pablo II como líder. Damos gracias por un ministro a quien, como sacerdote, obispo y jefe de la Iglesia católica romana, hemos visto llevar el testimonio del Evangelio al mundo contemporáneo».
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Catholicos Aram I, moderador del comité central del Consejo Mundial de Iglesias
«Su Santidad el Papa Juan Pablo II seguirá siendo una figura excepcional en la historia moderna del cristianismo mundial. De hecho, su esfuerzo incansable para hacer del Evangelio de Cristo una realidad viva en la vida de las personas, su inflexible testimonio profético en hacer de los valores morales principios guías de las sociedades humanas, su firme compromiso por la causa de la unidad cristiana, su apertura a las demás religiones con una visión clara de vivir juntos como una comunidad reconciliada en medio de las diversidades, y su continua defensa de la justicia, los derechos humanos y la libertad le hacen una figura excepcional de grandes logros. Como moderado del comité central del Consejo Mundial de las Iglesias y como Catholicos armenio de Cilicia, tuve el privilegio de encontrarme con Su Santidad en diferentes ocasiones y pude atestiguar la fuerza de su fe, la profundidad de su sabiduría y la claridad de su visión».
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John Neill, arzobispo de Dublín de la Iglesia de Irlanda
«Su visión para la curación de las divisiones del cristianismo se vivió en un momento difícil del camino ecuménico – cuando habíamos pas
ado la euforia de la amistad surgida del Vaticano II – y estaba en la etapa más difícil de mirar no sólo lo que une, sino de intentar entender algo más de lo que divide. A menudo fue la amistad y la calidez de Juan Pablo II lo que permitió las diferencias siguieran siendo diferencias entre hermanos y hermanas en Cristo – diferencias familiares».
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Reverendo Dr. Keith Clements, secretario general de la Conferencia de Iglesias Europeas
«Para las Iglesias y los pueblos de Europa Juan Pablo II ha sido una figura de un significado especial. Como un hijo de Polonia, soportó en su propia vida mucho de la más trágica experiencia de Europa en el siglo XX, experiencia traída por la guerra y la opresión, primero bajo la ocupación nazi y luego bajo el totalitarismo comunista. Igualmente, bajo estas experiencias, encarnó el más fino espíritu de la Cristiandad europea al rechazar comprometer su fe o su humanidad».
«Como líder de la Iglesia católica romana en Polonia, hizo mucho para inspirar la causa de la libertad y los derechos humanos tanto en su país nativo como en los más lejanos países de Europa del Este. Es seguro su lugar en la historia de los cambios en Europa en el último cuarto del siglo XX. Además está su currículum, durante su largo pontificado, de defensor de la causa de una mayor unidad europea, la construcción de una ‘casa común europea’ en la que tanto el este como el oeste comparten el cristianismo».