AMMÁN, sábado, 30 abril 2005 (ZENIT.org).- El 7 de abril se hacía público en Ammán, la capital de Jordania, el tercer Informe sobre Desarrollo Humano Árabe. El informe, realizado por un grupo independiente de eruditos e intelectuales árabes, fue hecho público por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP).

El informe se centraba en la situación de libertades políticas y cómo llevan a cabo los gobiernos sus responsabilidades de cara a los ciudadanos. «La libertad es el pivote del desarrollo humano», observa el informe en su introducción.

Pero, según los autores: «De acuerdo a los estándares del siglo XXI, los países árabes no han resuelto las aspiraciones de desarrollo del pueblo árabe, la seguridad y la liberación a pesar de las diversidades entre un país y otro a este respecto. De hecho, hay casi un completo consenso en que existen graves carencias en el mundo árabe, y que éstas se sitúan específicamente en la esfera política».

Los autores recomendaban una rápida aceleración de las reformas democráticas. El informe advierte de que se acumulan las presiones por los cambios políticos y, si los gobiernos no actúan, se podrían enfrentar a agitaciones sociales en los próximos años.

El informe rechaza los argumentos de que el retraso del mundo árabe a la hora de establecer instituciones democráticas se deba a factores culturales. La principal causa de la falta de democracia, defienden, es política. Los autores citan la imposición durante décadas de gobiernos de emergencia por las autoridades en toda la región, la supresión sistemática de tribunales y parlamentos independientes, y los dobles estándares de los poderes extranjeros. Estos poderes extranjeros, dicen los autores, han aceptado o incluso respaldado los regímenes autoritarios a cambio de estabilidad política y acceso a las fuentes de energía.

No todo es negativo. «Hay un cambio de mentalidad en la región», decía Rima Khalaf Hunaidi, adjunto al secretario general de la ONU y director de la Oficina Regional para los Estados Árabes en la UNDP, quien ha sido el principal supervisor de los Informes sobre Desarrollo Humano Árabe. «Ahora nos movemos con una mayor confianza hacia una nueva dirección, y hay una fuerte conciencia de la irrevocabilidad del cambio – cambio de la opinión pública árabe, no tanto desde fuera».

Entre los logros enumerados en el informe están las iniciativas emprendidas por organizaciones privadas que se han movilizado para la reforma organizando peticiones y protestas de paz. Sin embargo, en general la senda de progresos ha sido decepcionantemente limitada, indica el informe.

Agujeros negros
El informe calificó la excesiva concentración de poder en muchos estados árabes como una suerte de «agujero negro» político en el centro de la vida civil. Sean dictaduras militares, monarquías o presidentes electos sin una competencia real, el resultado es una abrumadora concentración de poder en el ejecutivo.

Esta concentración significa que se estorba a la judicatura a la hora de desempeñar su papel de salvaguarda de los derechos de la ciudadanía, dicen los autores del informe. «Donde hay conflicto entre un régimen político no sometido a controles legales y la judicatura, cuya independencia se respalda en la constitución y en las leyes, el régimen árabe rápidamente deja de lado dicha independencia judicial sin ninguna vacilación», dice el informe.

La corrupción es otro problema grave. En muchos casos, alega el informe, la corrupción está institucionalizada en el gobierno y en los negocios. Otro factor tras la concentración de poder es el «clanismo» que, sostiene el informe, refuerza una mentalidad de pasividad y obediencia a la autoridad, además de la intolerancia ante la disensión.

Y mientras las constituciones de algunos estados árabes garantizan en teoría algunas libertades, resulta defecto común que la forma de su puesta en práctica se deje en manos de la regulación legislativa. Como resultado, en la práctica, observa el informe, las regulaciones restringen los derechos básicos. El informe describía muchas de las disposiciones constitucionales como «una fachada vacía».

Un ejemplo de esto es la libertad de asamblea. La mayoría de las constituciones árabes recogen la libertad de asamblea, pero muchos países prohíben o restringen el ejercicio del derecho de huelga, demostración, de reunirse multitudes o asambleas pacíficamente.

Otro ejemplo es la libertad de prensa. Actualmente, la libertad de prensa en 11 países árabes puede bloquearse o recortarse por disposiciones que permiten la censura antes o después de impresión. Existen problemas similares con respecto al funcionamiento del sistema de justicia.

Víctimas de la violencia
Otro problema observado en el informe es la violencia contra los civiles. El informe condena las acciones terroristas contra civiles, sea que las realicen grupos extremistas a través de asesinatos y bombas, o por medio de confrontaciones armadas entre las fuerzas de seguridad y grupos armados que suelen dar como resultado víctimas civiles.

«Estos actos inaceptables afectan a niños, mujeres y ancianos que son inocentes según cualquier estándar humano decente, o según cualquier enseñanza religiosa», establece el informe.

Los autores también condenan las ocupaciones extranjeras, en particular la ocupación israelí de los territorios palestinos, que, sostienen, continúa violando las libertades individuales y colectivas de los palestinos a través de asesinatos, ataques aéreos sobre las densamente pobladas áreas civiles, arrestos arbitrarios, demoliciones de casas y repetidos bloqueos. Según el informe cerca de 24.000 palestinos que viven en la Franja de Gaza se han quedado sin hogar por las demoliciones israelíes entre el 2000 y el 2004.

Los autores también señalan con su condena los ataques contra los no combatientes civiles por las fuerzas armadas en Irak – así como las víctimas civiles de las acciones armadas por las fuerzas de ocupación con mando americano en el país, al que acusan de haber podido cumplir sus obligaciones de proporcionar seguridad a los ciudadanos irakíes según la convención de Ginebra. «Tras desmantelar el antiguo estado, las autoridades al mando de Estados Unidos han dado pocos progresos a la hora de construir uno nuevo», afirman los autores.

Reformas recomendadas
Debido a sus recursos petrolíferos, el informe observaba que las naciones árabes continuarán probablemente siendo objeto de continuado interés para las principales potencias del mundo, que probablemente presionen para lograr reformas democráticas. Los autores declaran que preferirían ver que las reformas se ponen en práctica como parte de un proceso interno de cambio, pero al mismo tiempo admiten que el mundo árabe no puede permitirse ignorar las presiones del exterior.

Quizás la mejor situación, continuaba el informe, sería que aquellos árabes interesados en promover reformas acogieran las oportunidades que surgen, como resultado de iniciativas externas, para conducir el proceso de reforma desde dentro.

El informe contiene algunas recomendaciones para superar la carencia de democracia y respeto por los derechos. En general, los autores recomiendan que los países árabes firmen todas las declaraciones, convenios y tratados que formen parte del derecho internacional. El informe también pide una transición gradual y negociada del poder a formas representativas de gobierno. Asimismo, debería haber una separación entre los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales.

Entre las propuestas específicas de reforma están los siguientes puntos:

-- Respeto total por las libertades fundamentales de opinión, expresión y asociación

-- Terminar con todo tipo de marginalización y discriminación contra grupos sociales y minorías.

-- Garantizar la independencia de la judicatura y terminar con los tribunales militares y otros tribunales «excepcionales».

-- Abolir los «estados de emergencia» que se han convertido en formas de gobierno permanentes en la región.

El informe rechaza la idea de que las reformas propuestas sean simplemente un punto de vista occidental de la libertad y los derechos humanos, ajeno al mundo árabe. Como ejemplo, los autores explican que hay partes del Corán que reconocen el valor de la libertad religiosa. Y en el pasado, principalmente en los siglos IX y XIX, ha habido periodos de relativa libertad. Se necesita urgentemente tal libertad de nuevo, insiste el informe, incluso aunque no resulte fácil lograrla.