CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 1 septiembre 2005 (ZENIT.org–El Observador).- Con una misa a la que asistieron más de treinta obispos del Norte y del Occidente de México, así como cuarenta sacerdotes que estudian en el Colegio Mexicano de Roma, dio inicio oficialmente en la mañana de este jueves la visita «ad limina apostolorum» de los obispos de este país a Benedicto XVI.
La misa se celebró a primera hora de la mañana, en las Grutas Vaticanas, frente a la tumba que conserva los restos del primer Vicario de Cristo, el apóstol San Pedro, cuya capilla fue decorada bajo el pontificado de Clemente VIII.
Presidida por el arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga, quien, a su vez, coordina la visita al Papa Benedicto XVI de este primero de tres grupos que estarán a Roma durante el mes de septiembre, la Eucaristía fue ocasión propicia para que el episcopado mexicano refrendara su compromiso de trabajar «bajo Pedro» en un espíritu de colegialidad y respeto.
El obispo de Mazatlán, monseñor Mario Espinoza Contreras, en su intervención tras la lectura del Evangelio, invitó a los demás obispos ahí presentes a renovar su profesión de fe, «siguiendo la Palabra de Dios, proclamando con Pedro a Jesucristo, el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha venido al mundo para salvarnos».
El prelado mexicano llamó al episcopado de este que es el segundo país con mayor número de católicos del mundo, «a renovar nuestra fe en la Iglesia, proclamando, con Jesús, que Su Santidad Benedicto XVI es Pedro y que sobre esa piedra Dios ha erigido su Iglesia».
Finalmente, pidió el obispo de Mazatlán ayuda al Señor «para vivir la colegialidad entre nosotros, los obispos, y a reconocer la supremacía de amor y de jurisdicción del Santo Padre».
Entre las intenciones de la misa, el arzobispo de Chihuahua, monseñor José Fernández Arteaga, pidió por México, por sus gobernantes, «para que, guiados por principios de fe, conduzcan al pueblo por caminos de justicia y verdad».
Finalmente, el arzobispo emérito de San Luis Potosí, monseñor Arturo Antonio Szimansky Ramírez, coordinador de la visita de los obispos mexicanos, pidió a los presentes una oración por el sacerdote Luis Estrada Jasso, del presbiterio de San Luis Potosí, quien encontrara la muerte el día de ayer, en un accidente automovilístico.
La celebración litúrgica estuvo acompañada por las largas filas de peregrinos que fluían, desde la siete de la mañana, hacia la tumba de Juan Pablo II, situada a un costado de la Capilla de San Pedro, junto a sus dos predecesores, Pablo VI y Juan Pablo I.
A lo largo de la mañana Benedicto XVI recibió en audiencias privadas y separadas a varios de los obispos que conforman este grupo, según informó la Oficina de Información de la Santa Sede. Se trata de los siguientes prelados:
–monseñor José Fernández Arteaga, arzobispo de Chihuahua;
–monseñor Renato Ascencio León, obispo de Ciudad Juárez;
–monseñor Gerardo de Jesús Rojas López, obispo de Nuevo Casas Grandes, con el obispo emérito, monseñor Hilario Chávez Joya;
–monseñor José Andrés Corral Arredondo, obispo de Parral;
–monseñor Rafael Sandoval Sandoval, obispo de Tarahumara;
–monseñor Héctor González Martínez, arzobispo de Durango con el arzobispo emérito, monseñor José Trinidad Medel Pérez;
–monseñor Benjamín Jiménez Hernández, obispo de Culiacán;
–monseñor Mario Espinosa Contreras, obispo de Mazatlán.