El purpurado pidió a los cristianos que «sean astutos» al llevar el mensaje de la vida, porque «no nos podemos dar el lujo de ser salames, de ser tontos» frente a quienes propician «la cultura de la muerte».

El cardenal dejó este mensaje al presidir la misa en honor de San Ramón Nonato, patrón de las mujeres embarazadas.

El purpurado insistió en hay que saber distinguir “quién es lobo y quién es oveja, y cuando en este carnaval de la vida se nos difraza un lobo de oveja también hay que saber olfatearlo”.

«No tiene que haber un solo chico que no tenga derecho a nacer. No tiene que haber un solo chico que no tenga derecho a ser bien alimentado. No tiene que haber un solo chico que no tenga derecho a ir a la escuela. No tiene que haber un solo chico que no crezca, que no viva su adolescencia abierto a la vida. No tiene que haber un solo anciano guardado, solo, tirado», advirtió.

El cardenal Bergoglio comparó luego el «egoísmo» de la cultura de la muerte con el «yuyo del campo, la gramilla, la casia negra, la cicuta, que van creciendo, van invadiendo y matando los árboles, los frutos, las flores. Matan la vida».

Recordó además que la cultura de la muerte predica que «este viejo, esta vieja no sirven, son descartables. La colgamos en el geriátrico, como colgamos el sobretodo en el verano con tres bolitas de naftalina, porque ya están descartables, no sirven. Este chico que está en camino, molesta a la familia, descartémoslo y enviémoslo al remitente».

Al finalizar la celebración eucarística, el cardenal Bergoglio bendijo las imágenes de San Ramón Nonato que se llevarán casa por casa con el lema «Desde el seno materno fuiste nuestro protector».

«No podemos anunciar otra cosa que la vida, y hay que cuidarla desde el principio hasta el final», subrayó.