CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 14 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó a poner a Dios en el centro de la vida social durante la audiencia general de este miércoles.

Por este motivo, explicó al comentar el Salmo 131 en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Biblia presenta como centro de la ciudad santa, Jerusalén, el templo que custodiaba el Arca de la Alianza.

Bajo un agradable sol, el Santo Padre dedicó su semanal encuentro con los peregrinos --en esta ocasión eran algo más de 20.000-- a meditar sobre el pasaje poético bíblico en el que David promete que no descansará hasta no encontrar un lugar para el Arca.

«En el mismo centro de la vida social debe estar, por tanto, una presencia que evoca el misterio de Dios trascendente», consideró el Santo Padre.

«Dios y hombre caminan juntos en la historia, y el templo tiene la tarea de señalar de manera visible esta comunión», añadió.

En sus diálogos con filósofos e intelectuales no creyentes, Joseph Ratzinger comentó en varias ocasiones el objetivo de la Ilustración de construir una ética «como si Dios no existiera» --«etsi Deus non daretur»--.

En su última conferencia antes de ser elegido Papa, el 1 de abril de 2005 en el monasterio de Santa Escolástica de Subiaco, el cardenal Ratzinger constató que esta propuesta «llevada hasta el extremo, de plasmar las cosas humanas menospreciando completamente a Dios nos lleva cada vez más a los límites del abismo, al encerramiento total del hombre», como lo demostró por ejemplo el siglo XX (Cf. «La última conferencia de Ratzinger: Europa en la crisis de las culturas»).

«Deberíamos, entonces, dar la vuelta al axioma de los ilustrados y decir: incluso quien no logra encontrar el camino de la aceptación de Dios debería de todas formas buscar vivir y dirigir su vida "veluti si Deus daretur", como si Dios existiese», afirmaba en su conferencia el hoy Papa.

Al final de su meditación durante la audiencia, el Papa aplicó este salmo a Jesús, como lo hacía desde sus orígenes la tradición cristiana, y afirmó, citando a Esiquio de Jerusalén, presbítero de la primera mitad del siglo V, que María puede ser considerada como el Arca de la definitiva Alianza, porque llevó en su seno al redentor del género humano.

El comentario del Papa continúa con la serie de meditaciones sobre los cánticos y salmos de la Biblia que presenta la Liturgia de las Horas comenzada por Juan Pablo II. Pueden leerse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit.org).