NUEVA YORK, domingo, 11 septiembre 2005 (ZENIT.org).- «Caritas» está presente en Nueva York para unir su voz a los más de 3.000 delegados de ONGs que quieren exhortar a los líderes de la Cumbre Mundial –que se reunirán en la misma sala de la sede de la ONU esta semana– a tratar de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), sobre los que todos ellos se comprometieron en el 2000.
Se trata del mayor de encuentro de la historia de organizaciones de la sociedad civil y ONGs, explicó el jueves en un comunicado el secretario general de «Caritas Internationalis», Duncan MacLaren.
La Conferencia, bajo el lema «Nuestro desafío: Voces para la paz, la participación y la renovación», es presidida por el representante de «Caritas Internationalis» ante la sede de la ONU de Nueva York, Joe Donnelly (Cf. Zenit, 7 septiembre 2005).
Contó como ponente del discurso inaugural con Jan Egeland, Coordinador de Emergencias de la ONU, quien afirmó que salvar vidas no debería ser una como una lotería, en la que unos ganan y otros pierden.
Recordó esas emergencias que no reciben la atención de los títulos de la medios de información, poniendo como ejemplo África, donde «todos los meses ocurre un silencioso tsunami», en el que 20 millones de personas viven en la miseria y millares de niños mueren todos los meses de enfermedades que se pueden perfectamente prevenir y curar.
Expresó que los ODM tenían que ser implementados porque es absolutamente inaceptable para la humanidad que haya tanta pobreza, en una época en la que la tecnología puede curar la mayoría de las enfermedades.
Otros ponentes pidieron a los líderes de la Cumbre Mundial que ignoren los intentos de sofocar los debates sobre los ODM, en el mayor encuentro de la historia de líderes de todo el mundo, e insistieron en que todos ellos juntos representan la mejor ocasión de que se dispone para terminar rápidamente con la pobreza en el mundo.
«Tras el paralización del flujo de la ayuda de los años ‘90, tratar el tema de los OMD es la mejor manera de que empiece de nuevo el debate sobre el desarrollo y comience a hacer mella en esa pobreza, que mina nuestra dignidad como hijos de Dios», comentó Duncan MacLaren.
«Caritas Internationalis» exhorta a todos los miembros de la Confederación para que dediquen gran atención a la campaña por los ODM. Y es que muy pronto todos los miembros del organismo católico de ayuda tendrán acceso al material especial preparado por las «Caritas» de Luxemburgo y Camerún sobre los ODM, a fin de que puedan realizar la campaña de manera más eficaz.
«Desproporciones y disparidad inaceptables en la fotografía de la ONU sobre el desarrollo: el mundo va con retraso en la consecución de los deseados objetivos del milenio fijados para 2015», alertó el jueves «Radio Vaticana».
Haciéndose eco del informe de la ONU 2005 sobre el desarrollo humano dado a conocer la víspera, la emisora pontificia apuntaba que «la pobreza mata cada hora en el mundo a 1.200 niños» y «aumenta la divergencia ricos-pobres: los 500 hombres más ricos ganan en conjunto más que los 416 millones de personas más pobres» en el mundo.
La prevista reducción a la mitad de la pobreza para 2015 «no se conseguirá y dentro de diez años aún 827 millones de personas estarán en un estado de miseria extrema».
Tampoco se llega al objetivo en cuanto a la reducción de la mortalidad de los niños y el acceso a la educación. Si desde 1990 más de 130 millones de personas han salido de la pobreza extrema, en 18 países la situación ha empeorado y 10 millones de niños mueren anualmente por causas evitables.
Al menos 2,5 mil millones de personas viven aún con menos de dos dólares al día. No van a la escuela 115 millones de niños y de éstos sólo 30 millones han tenido en los últimos tiempos acceso a la educación.
Por otro lado, más de mil millones de personas carecen de agua potable y 2,6 mil millones no tienen servicios sanitarios.
El informe –señala la emisora del Vaticano— propone el cierre de un calendario para llegar a ayudas por parte de los países ricos equivalentes al 0,7% del PIB para 2015, e indica igualmente a los donantes menos generosos.