VARSOVIA, viernes, 16 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Las acciones simbólicas también son una forma de comunicarse con los jóvenes, pero su eficacia depende de su sinceridad, constató este viernes el arzobispo John Patrick Foley --presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales-- ante obispos responsables de medios de las Conferencias Episcopales de Europa reunidos en Varsovia junto a expertos.
«¿Quién crea la visión que los jóvenes tienen de la realidad?» es el tema de esta Asamblea Plenaria que estudia la relación que existe entre los medios de comunicación, el lenguaje de los jóvenes y la transmisión de la fe (Cf. Zenit, 13 septiembre 2005).
Ante el tema propuesto, en su intervención monseñor Foley no dudó en hablar del recientemente fallecido Papa: «Creo que algunas de las últimas palabras y de los gestos de Juan Pablo II hablaron elocuentemente a los jóvenes –y ellos lo sabían», reconoció ante la Comisión Episcopal Europea para los Medios (CEEM).
Mientras el Papa agonizaba, «se le informó del gran número de jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro, y dijo: “Os he esperado y habéis venido”. Él amaba a los jóvenes, ellos lo sabían, y ellos le querían a él; es tan simple como eso», recalcó.
«La última Semana Santa, como saben –contó el arzobispo Foley a los presentes--, el Papa Juan Pablo II no podía ir al Coliseo para el Via Crucis, y lo siguió por televisión desde su capilla privada (...). En cierto momento alguien le dio un gran crucifijo que él sostuvo en su mano derecha manteniéndolo en equilibrio sobre su rodilla derecha».
«Cuando los seminaristas leyeron en varios idiomas el enunciado de la XII Estación, “Jesús muere en la Cruz”, el Santo Padre tomó la cruz y la estrechó muy cerca de él; literalmente abrazó la cruz --siguió--. No hace falta que les diga que yo lloraba».
Y es que «el Papa Juan Pablo II tenía el don de acciones simbólicas muy conmovedoras», subrayó.
«Una vez me dijo que él no planificaba tales acciones; llegaban espontáneamente. Pero expresó: “Conozco el valor de los símbolos. La palabra ‘símbolo’ viene del griego ‘symboein’ –‘reunir’--, es lo opuesto a la palabra griega ‘diabolein’, dividir, que es el origen de nuestra palabra para el diablo, diabólico. Las acciones simbólicas pueden reunir a la gente en el amor”».
«Estos símbolos –añadió monseñor Foley— hablaron a los jóvenes también, y nosotros tenemos que saber cómo usar acciones simbólicas de la misma forma –pero deben ser sinceras y auténticas, como eran las acciones simbólicas del Papa Juan Pablo II. No pueden ser fingidas o forzadas e insinceras; si no corremos el riesgo de hacer más daño que bien».
«Así, el Papa Juan Pablo II llegó a los jóvenes por la palabra y la acción –y tenía un don para crear acontecimientos mediáticos», de lo que la Jornada Mundial de la Juventud es ejemplo principal, expresó el prelado.
En la XX edición de este evento, celebrado en Colonia en agosto, por su parte Benedicto XVI «no sólo se relacionó bellamente con los jóvenes, sino que había un silencio real cuando escuchaban sus palabras».
«Nunca deberíamos subestimar lo que los jóvenes están dispuestos a escuchar –mientras verdaderamente hablemos a sus mentes y a sus corazones», concluyó.
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Sep 16, 2005 00:00