CASTEL GANDOLFO, domingo, 25 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió este domingo que el turismo respete a las personas y que favorezca el diálogo entre culturas dos días antes de la celebración de su Jornada Mundial.
Tras rezar el Ángelus, el pontífice reconoció que se trata de un «fenómeno social sumamente relevante en el mundo contemporáneo», motivo por el cual exigió que «esté siempre acompañado por el respeto de las personas y las culturas, y que pueda favorecer el diálogo y la comprensión».
Recordó también que el próximo 29 de septiembre se celebrará la Jornada Marítima Mundial, motivo por el cual aprovechó para saludar y garantizar su oración a «todos los que trabajan en el mar».
Con motivo de la Jornada Mundial del Turismo el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, envió en nombre del Papa un mensaje al cardenal japonés Stephen Fumio Hamao, presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes.
El tema escogido para esta ocasión por la Organización Mundial para el Turismo es «Del mundo imaginario de Julio Verne a la realidad del siglo XXI».
El argumento recuerda el centenario de la muerte del escritor francés (1828-1905) que, como explica el cardenal Sodano en esa misiva, lanzó con sus obras «un desafío a la responsabilidad humana para afrontar los límites que ya no podía disimular».
La Santa Sede pide en la carta que «se amplíe a todos la oferta turística», gracias a los nuevos medios de transporte, «oportunidad providencial para compartir los bienes de la tierra y de la cultura».
«Es necesario, sin embargo, tener en cuenta siempre las exigencias éticas ligadas al turismo». Por eso, la carta se dirige a «políticos y legisladores, hombres de gobierno y de las finanzas» para pedirles que favorezcan «el encuentro pacífico entre las poblaciones, garantizando seguridad y facilidad de comunicación».
A todos los que trabajan en el sector turístico les recuerda que están llamados a «realizar estructuras que lo hagan sano, popular y económicamente sostenible, teniendo siempre presente que en toda actividad, y por tanto también en el turismo, el objetivo primario siempre debe ser el respeto de la persona, en el contexto de la búsqueda del bien común».
Y a quien se pone en viaje para hacer turismo, la misiva pontificia aconseja que esté animado por el deseo «de encontrar a los demás, respetándoles en su diversidad personal, cultural y religiosa».
«Debe estar dispuesto a abrirse al diálogo y a la comprensión y transmitir con sus comportamientos sentimientos de respeto, solidaridad y paz», concluye.
