CORNWALL, lunes, 26 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Con una sola voz los obispos de Canadá alertan de que la adopción del proyecto de ley C-407 –«Ley de enmienda del Código Penal (derecho a morir con dignidad)»– o cualquier otra propuesta similar que favorezca la eutanasia y el suicidio asistido representaría un enorme fracaso social.
El viernes pasado, último día de su asamblea plenaria anual, los prelados unánimemente adoptaron una resolución en contra del borrador del mencionado proyecto, según confirmó el servicio de comunicaciones del episcopado canadiense.
El episcopado de Canadá igualmente lanzó un llamamiento al gobierno y a todos los miembros del Parlamento a fin de que rechacen este nuevo esfuerzo para legalizar el suicidio asistido y la eutanasia en el país.
«Fundadas en una errónea comprensión de la compasión y la libertad, estas prácticas son una amenaza extremadamente seria que preocupa a todos los ciudadanos, pero especialmente a los más vulnerables –escriben en su declaración pública–. Es por el bien común que la sociedad canadiense debe rechazar el proyecto de ley C-407 a fin de asegurar una confianza básica entre todos los ciudadanos».
«Para dar respuesta a los sufrimientos físicos, emocionales y morales de personas de toda edad, especialmente de aquellos enfermos o discapacitados, incluyendo a los que están en fase terminal, llamamos a los canadienses, también a nuestros representantes elegidos, a promover los cuidados paliativos y la atención en el final de la vida», recalcan los obispos.
«Nuestro sistema legal –añaden– debería estar inspirado por una cultura de la vida en la que cada persona se sienta responsable del bienestar de los demás hasta su muerte natural».
«En este momento se está suscitando una cuestión básica: ¿Pueden los canadienses, que están tan preocupados por el abuso contra los enfermos, los mayores, los discapacitados y los vulnerables, tomar en consideración la posibilidad de legalizar el abuso más extremo, matar a otra persona?», plantean.
«La adopción del proyecto de ley C-407 o cualquier propuesta que anime la eutanasia y el suicidio asistido sería un enorme fracaso social», concluyen los obispos de la Conferencia Episcopal de Canadá (www.cccb.ca).