CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI rezará en especial en el mes de octubre «para que la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones [el domingo 23, día del DOMUND, ndr] aumente por doquier el espíritu de animación y cooperación misioneras».
Así lo anuncia la intención misionera del Apostolado de la Oración, que el Santo Padre asume como propia para ofrecer sus oraciones y sacrificios junto a miles de laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo entero.
Comentando la intención misionera, el secretario de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos –el arzobispo Robert Sarah– recuerda que los fieles cristianos «están también directamente involucrados en el mandato misionero que la Iglesia ha recibido del Señor: “Id, pues, y haced discípulos a toda las gentes bautizándolas en el nombre del Pare y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19)».
Y es que «habiendo recibido la fuerza del Espíritu Santo y actuando bajo su impulso, están llamados a ser testigos de Cristo en sus familias, en sus barrios, en sus parroquias, en sus países, hasta los confines de la tierra» (Cf. Hch 1,8), subraya el prelado.
Es el Bautismo lo que «les configura a Cristo y les hace participar en su misión evangelizadora, que es la misión misma de la Iglesia –añade–. Esta misión consiste fundamentalmente en profesar ante los hombres la fe que a través de la Iglesia han recibido de Dios y en participar personalmente en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios».
En su reflexión –difundida por el dicasterio misionero– el prelado recuerda que «la participación en la actividad misionera de la Iglesia se realiza ante todo a través de los medios espirituales, en particular la oración, los sacrificios, el esfuerzo diario por llevar una vida digna del Evangelio de Cristo y la orientación de nuestra vida hacia la santidad».
«A estos medios espirituales –precisa– es oportuno sin embargo añadir un real y concreto apoyo material, en cuanto que, inmersa en las realidades terrenas, la Iglesia necesita también medios materiales para realizar adecuadamente su misión».
«Es por lo tanto fundamental subrayar en este contexto la importancia de las Obras Misionales Pontificias, que, a través de la recogida de ayudas a beneficio de las misiones, permiten a la Iglesia hacer frente a las necesidades materiales inherentes a su misión evangelizadora, sobre todo en los países de las jóvenes Iglesias de África, Asia, Oceanía y América Latina, frecuentemente marcadas por la pobreza material y por la inestabilidad política», constata.
De ahí que recalque el prelado que «la contribución económica a la obra misionera» sea por lo tanto «parte integrante del deber del testimonio relativo a todo cristiano en virtud de su compromiso bautismal».
«En este mes del Rosario y al término del Año de la Eucaristía, que podamos tener la misma fe, el mismo amor y la misma disponibilidad de la Virgen María para acoger al Verbo de la Vida y compartirlo con todos nuestros hermanos y hermanas que buscan la salvación que viene de Dios», exhorta el arzobispo Sarah.
Todos los meses, el Papa reza también por una intención general, que para octubre dice así: «Para que todos los bautizados maduren en la fe y la manifiesten mediante opciones de vida claras, coherentes y valientes».