COLONIA, miércoles, 21 septiembre 2005 (ZENIT.org).- El cardenal Wilfrid Fox Napier OFM, arzobispo de Durban (Sudáfrica) y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Sudafricana, ilustra en esta entrevista concedida a Zenit la situación de la Iglesia en Sudáfrica y la compara con la fe en el mundo occidental.

--¿Cuál es la situación de la Iglesia en Sudáfrica?

--Napier: En algunas zonas, la Iglesia ha crecido, en otras en cambio no tanto. En algunas comunidades, debe combatir mientras que en otras va muy bien. En general, se puede decir que la Iglesia esta creciendo en las comunidades de la gente de color. La Iglesia allí esta llena de vida y está dotada de gran vigor. También muchas comunidades de gente blanca anglófona son muy vivas, aunque allí no se da un crecimiento significativo porque entre ellos las familias son mucho más reducidas.

--¿Habría que buscar la razón en la influencia de Occidente?

--Napier: Europa y Estados Unidos ejercen una fuerte influencia pero no sólo en los sudafricanos blancos anglófonos, sino en todos. Esto se nota en los filmes que se proyectan en los cines o en la televisión, en el arte, en el modo de vestir... tiene enormes efectos en el estilo de vida de los habitantes de Sudáfrica.

--En su opinión, ¿cuáles son las influencias positivas de Europa?

--Napier: Creo que entre los mayores influjos positivos provenientes hoy de Europa es el de ver cómo tierras tan diversas, y antes separadas por las fronteras, se han desarrollado en una Unión, con el proceso que ha creado la Unión Europea. No persevera el nacionalismo como en el pasado, y al mismo tiempo el patriotismo no ha dejado de ser un valor.

Para África es muy bueno el poder ver esto, pues en África el nacionalismo, la pertenencia a la tribu y la identidad étnica, desempeñan todavía un papel decisivo. Y a menudo llevan a la gente de una misma tierra a separarse en pequeños grupos. Ésta es a menudo la razón de los conflictos. En este sentido, hay también otro aspecto positivo que Europa nos muestra: a través de largas negociaciones y compromisos es posible que tierras muy diversas entre ellas lleguen a colaborar de cerca.

--¿Cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles de la Iglesia en África?

--Napier: Creo que, entre los puntos fuertes, está el sentido de lo social. Cuando la gente se reúne, se convierte verdaderamente en una sociedad. Cantan y rezan juntos, sin ningún esfuerzo. Y colaboran también con mucha presteza. Entre los puntos débiles, está probablemente el hecho de que exista sin embargo la tendencia a perseguir la ventaja personal, o de la propia familia, en lugar del bien de toda la comunidad.

Los otros lados positivos de la Iglesia sudafricana, y esto explica también probablemente por qué la fe cristiana se está difundiendo tanto en África, es que a nivel general los africanos reconocen, como lo hacían en el pasado, que tienen necesidad de Dios. Para vivir, tienen necesidad de Dios, y no pueden apoyarse en otro fundamento. Por lo tanto, tienden a ser mucho más religiosos y a dirigir su mirada a Dios para que resuelva muchos de sus problemas, o les ayude, mientras que los occidentales, en esas ocasiones, miran a otra parte y no ven en Dios o en la religión una solución.

--¿Cuál es su consejo para los cristianos de Occidente?

--Napier: A usted le haría mucho bien observar a sus hermanos y hermanas africanos, y comprender la diferencia que hay en la vida de una persona, cuando la fe desempeña un papel central, algo que en Europa ya no sucede desde hace mucho tiempo.

También antes en Europa las personas tenían una profunda conciencia de la presencia de Dios en sus vidas. Pero considero que, por primera vez, con esta moderna globalización, con el secularismo y el relativismo, hemos llegado a una situación en la que la gente no toma en consideración la religión y los valores religiosos.

Creo que en este sentido África puede transmitir un mensaje lleno de fuerza para Europa: tenemos necesidad de Dios y Dios está aquí por nosotros, para que nosotros lo invoquemos y le pidamos ayuda cuando tenemos necesidad.