El Sínodo de la Eucaristía ya empieza a dar frutos

Entrevista al obispo de León (España) Julián López

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LEÓN, jueves, 15 diciembre 2005 (ZENIT.org).- El obispo de León, monseñor Julián López Martín, considera que el Sínodo de los Obispos sobre Eucaristía ya está empezando a dar sus frutos, especialmente en lo que concierne la mayor atención al modo de celebrar y también de la adoración eucarística.

Zenit le ha entrevistado a propósito de su reciente libro sobre la celebración eucarística.

Monseñor López, presidente de la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española ofrece en «La celebración eucarística, centro de la vida cristiana» una selección de sus estudios sobre la Eucaristía, especialmente sobre Eucaristía y Espíritu Santo.

También aborda el tema de la comunión bajo las dos especies y el decoro y la dignidad de la Eucaristía. Está editado en Barcelona por el Centro de Pastoral Litúrgica.

–Eucaristía y Espíritu Santo son su tema «preferido». ¿Por qué?

–Monseñor López: Hice la tesis doctoral en el Instituto Litúrgico de San Anselmo de Roma sobre el Espíritu Santo en el tiempo pascual formando parte de un grupo de discípulos del profesor Tommaso Federici (+2002) que atendimos la invitación de Pablo VI el 26 de mayo de 1971, de estudiar la figura y la acción del Espíritu Santo siguiendo el impulso del Concilio Vaticano II.

El tema de la Eucaristía me es muy querido también porque durante seis años fui profesor de este Sacramento en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Con motivo del Año de la Eucaristía me pidieron varias conferencias.

–En su libro, y en el Sínodo de Obispos en el que ha tomado parte, se ha discutido sobre la comunión bajo una o dos especies. ¿Por qué está en desuso la comunión bajo las dos especies?

–Monseñpor López: En desuso total no, porque se ofrece frecuentemente con ocasión de algunos sacramentos (el Matrimonio suele ser el más frecuente) y sacramentales (la profesión religiosa, por ejemplo) y son varias las comunidades que reciben de este modo la comunión en la Misa conventual.

Es significativo el interés y generosidad de la Iglesia al ampliar cada vez más esta forma de comulgar a raíz del Vaticano II, pero de cara a la generalidad de los fieles (por ejemplo el Jueves santo o en la Vigilia pascua), requeriría catequesis previa y que se cuiden al máximo la dignidad y el decoro en la distribución y recepción del Sacramento.

Menos frecuente es la comunión bajo la sola especie de vino en enfermos con dificultad para tomar alimentos sólidos. Existe además el problema de las personas celíacas, para las que se recomienda esta forma de comulgar.

En todo caso, el Vaticano II autorizó la comunión bajo las dos especies por razón del signo, recordando expresamente la doctrina definida en Trento según la cual se recibe al Señor bajo cada una de las sagradas especies.

–¿Empieza a ver algunos frutos del Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía?

–Monseñor López: El último Sínodo ha sido un hermoso broche al Año de la Eucaristía. El interés suscitado por el Sínodo ha sido muy grande y muchas las oraciones elevadas por su fruto, como nos han asegurado fieles de toda condición.

Se percibe una recuperación de la Adoración eucarística donde estaba casi olvidada, y del gesto de la genuflexión. Se advierte también un mayor recogimiento y silencio en las iglesias. Significativo es el hecho de que en muchas diócesis, de cara a la formación permanente del clero, se hayan organizado conferencias sobre la celebración eucarística.

Personalmente espero mucho también del clima de oración y de adoración ante el Santísimo Sacramento entre los jóvenes y, muy especialmente, en el interior de los Seminarios. La previsible Exhortación Apostólica postsinodal que sin duda ofrecerá el Santo Padre, va a encontrar el terreno abonado.

–En su libro afirma que «la liturgia expresa la fe de la Iglesia». ¿Cuál es la explicación teológica de esta frase?

–Monseñor López: Cuando se realiza una celebración litúrgica, no se pone de manifiesto solamente la fe personal de quienes toman parte en ella, sino ante todo la fe de la Iglesia, depositaria de la revelación divina y garante de su correcta transmisión.

La fe de los participantes es subjetiva y limitada, la fe de la Iglesia, en cambio, es objetiva y se sirve de las palabras, de los gestos y de los signos de la liturgia para darse a conocer y para desarrollar la fe de los fieles que participan en la celebración.

Cuando se renuevan las promesas del Bautismo, el ministro proclama solemnemente. “Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

Es lo que quiere decir un famoso axioma: «lex orandi lex credendi», la norma de la plegaria es la norma de la fe. Dicho de otro modo: la Iglesia celebra de la misma manera que cree, y su fe se hace patente cuando celebra.

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ZENIT Staff

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