El episcopado traza al futuro presidente de Costa Rica el mapa de luces y sombras del país

Según recoge el mensaje final de su 91ª Asamblea Plenaria (San José, 20-23 febrero 2006)

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SAN JOSÉ, miércoles, 1 marzo 2006 (ZENIT.org).- «Desafíos y esperanzas para el nuevo gobierno» recoge el núcleo del mensaje que los obispos de Costa Rica han difundido al término de su 91ª Asamblea Plenaria (20-23 de febrero) celebrada en la capital.

El país aguarda, desde su cita con las urnas a principios de febrero, la proclamación del presidente elegido.

Un estrecho margen de votos sitúa al ex presidente Oscar Arias, candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), por delante de su rival político, Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Pero el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no anunciará el presidente electo hasta que resuelva cerca de seiscientas impugnaciones a la elección.

A quien resulte vencedor presenta el episcopado de Costa Rica el perfil actual del país, marcado por violencia –dentro y fuera de las familias–, narcotráfico, pobreza y desigualdades, una realidad que reclama diálogo transparente, una agenda social dinámica, lucha contra la corrupción y la protección oficial de la familia.

Publicamos a continuación el mensaje íntegro de los prelados costarricenses (www.iglesiacr.org).

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Mensaje de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

“YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA” (Juan 14, 6)

Los Obispos de Costa Rica nos hemos reunido en la 91 Asamblea Plenaria del 20 al 23 del mes de febrero, para revisar la marcha de nuestra Iglesia y analizar la realidad de nuestro País, a la luz de Jesucristo y su Evangelio y del Magisterio de la Iglesia. Enviamos un saludo lleno de afecto a los sacerdotes, religiosos y religiosas y a todos nuestros hermanos y hermanas costarricenses.

NUESTRAS PREOCUPACIONES

Somos conscientes que la situación de País es difícil: la violencia crece cada día, particularmente la violencia intrafamiliar, cuyas víctimas principales son las mujeres y los niños. La delincuencia y los asaltos callejeros aumentan la inseguridad ciudadana y producen temor y zozobra en la población. El narcotráfico sigue minando nuestra sociedad.

Nuestra mayor preocupación es la pobreza que aqueja a más de un millón de costarricenses y que se ha estancado en los últimos años, como consecuencia de la inequidad en la distribución de los recursos, debido al olvido de la persona como centro de atención de todo proyecto social y económico, desviándola hacia el dinero y el crecimiento económico. Por otra parte, la ausencia de valores puede llevar al País a un proceso constante de deshumanización.

DESAFIOS Y ESPERANZAS PARA EL NUEVO GOBIERNO

El 5 de febrero pasado celebramos las elecciones en nuestro País. Por motivo del ajustado resultado en la elección para Presidente entre los partidos Liberación Nacional y Acción Ciudadana, el Tribunal Supremo de Elecciones ha retardado la declaratoria oficial sobre el Candidato ganador de estas justas electorales.

Estamos seguros que nuestro máximo Organismo Electoral dará su veredicto en forma transparente y apegado a la legislación vigente, después de examinar y clarificar cuidadosamente cualquier anomalía que se hubiese presentado en alguna mesa de votación.

Exhortamos, pues, a la ciudadanía a aceptar el pronunciamiento que emitirá el Tribunal Supremo de Elecciones en su oportunidad.

Queremos en esta oportunidad presentar al Presidente que el pueblo haya elegido, los desafíos y esperanzas, que han de ser prioridad en su gestión gubernamental.

El desafío principal que ha de considerar el próximo Gobierno y como un mandato dado por el pueblo en estas elecciones es el diálogo abierto, transparente, sincero y permanente con las fuerzas políticas, organizaciones laborales y con la sociedad civil a nivel nacional, a fin de concertar consensos y acuerdos comunes que enrumben al País por caminos de desarrollo integral de la persona y de los derechos fundamentales, especialmente a favor de los más necesitados.

Por esto, será una urgencia para el Gobierno próximo, actuar en todas aquellas áreas que nos han de conducir a una sociedad más justa y equitativa, más libre y humana, para lograrlo se deben comprometer todas y todos los costarricenses sin excepción.

Uno de los grandes compromisos ha de ser dinamizar la agenda social del Estado, que ha sido muy pasiva en los últimos años. La lucha contra la pobreza ha de ser un programa permanente y eficaz durante su gestión gubernamental.

La causa de muchos males que sufre nuestra Patria ha sido y sigue siendo la corrupción en las instituciones privadas y en las instituciones públicas que mina los cimientos de la sociedad. Se hace necesario entablar una lucha eficaz para erradicar todo brote de corrupción, en cualquier nivel que se haya filtrado.

Motivo de grave preocupación para nosotros, es la desintegración creciente de la familia costarricense. Para lograr la máxima atención por parte del Estado a la familia, se han de coordinar las diversas instituciones que sirven a estamentos familiares: niñez, juventud, mujer, adulto mayor. Debería crearse un Ministerio de Familia que sirva de forma integral a la misma. Por nuestra parte, haremos todo lo posible por fomentar una pastoral familiar más planificada y mejor organizada en nuestras parroquias.

Exhortamos a todos los costarricenses, hombres y mujeres a tener esperanza y poner lo mejor de si mismos en la construcción de una Patria mejor, llena de paz, de armonía y solidaridad.

V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO

Estamos en la preparación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano a realizarse en Aparecida, Brasil, durante el mes de mayo del año 2007, con la presencia del Santo Padre Benedicto XVI. Se trata de un acontecimiento que involucra a toda la Iglesia en América Latina y del Caribe. Nuestras comunidades también han de vibrar con esta celebración.
Hemos iniciado en nuestras Diócesis un trabajo de motivación y estudio del Documento de Participación sobre el tema central propuesto por el Papa: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida”. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,16).

La preocupación central de los Obispos Latinoamericanos es la numerosa cantidad de bautizados que viven alejados de la Iglesia, con una débil o ninguna formación doctrinal en su fe, y por lo tanto con una incidencia nada significativa en la vida familiar y en la vida pública, política, económica y social. A esto se agrega el fenómeno de la presencia de una variedad de grupos cristianos, otros movimientos religiosos y una mentalidad secularista y agnóstica que se extiende.

Por otra parte, no está ausente de la agenda del Episcopado Latinoamericano la preocupante situación de un sistema que agranda y agudiza la brecha entre ricos y pobres con sus evidentes consecuencias.

SEMINARIO CENTRAL

Nos hemos ocupado en esta reunión también del Seminario Central y de la formación de los seminaristas, para contar en el futuro con sacerdotes según el corazón de Cristo y que respondan a las necesidades de nuestro pueblo.

Confiemos en Dios para que todos, cristianos y no cristianos unamos esfuerzos para cambiar a nuestra querida Costa Rica y encontremos en el mismo Señor la razón de nuestra esperanza.

María Santísima, Nuestra Señora de los Ángeles, interceda siempre por este pueblo y por sus gobernantes.

San José, 23 de febrero de 2006

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ZENIT Staff

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