Declaración del episcopado venezolano sobre la educación religiosa en las escuelas

CARACAS, lunes, 13 marzo 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración del episcopado venezolano sobre la educación religiosa en las escuelas distribuida el pasado 8 de marzo.

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1. Frente a recientes cuestionamientos a la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y, más en concreto, a lo que en tal sentido se proyecta en una nueva Ley Orgánica de Educación, la Conferencia Episcopal Venezolana considera obligante plantear la posición de la Iglesia Católica al respecto.

2. Conocer y practicar en conciencia la propia religión es un derecho innato e inalienable de toda persona humana. Por naturaleza, el ser humano tiende al conocimiento y unión con Dios, y por lo tanto, la práctica de la propia religión es uno de sus derechos. Correlativamente, el Estado tiene el deber de permitir el libre ejercicio de los derechos humanos y está en la obligación de facilitar el conocimiento y la libre práctica de la religión que, en conciencia, quieran profesar los ciudadanos.

3. La Iglesia, por su parte, ha recibido de Cristo el mandato de comunicar su Mensaje de Salvación: «Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). A esta obligación corresponde el derecho de la Iglesia en la sociedad a comunicar y enseñar la fe cristiana a quienes manifiesten el deseo de conocer el mensaje de Jesucristo.

4. La enseñanza de la Religión Católica es, pues, un deber y un derecho de la Iglesia, de las familias, de los niños y jóvenes católicos. En Venezuela, como en otros países, en el marco de la libertad religiosa, las Leyes de Educación han permitido desde hace décadas la enseñanza de la Religión en las Escuelas públicas, tal como está consagrado en el artículo 50 de la vigente Ley de Educación. Ciertamente, el Estado venezolano es laico, es decir, no confesional, y no obliga a nadie a profesar una religión específica. Pero sí está obligado el Estado a permitir y posibilitar el ejercicio de los derechos de los ciudadanos y, por lo tanto, debe permitir y hacer posible la enseñanza religiosa en las escuelas. Por otra parte, la enseñanza de la religión en las Escuelas públicas es sumamente conveniente, pues facilita a los niños, cuyos padres acepten esa enseñanza, el conocimiento de su grandeza como personas humanas e hijos de Dios, y la observancia de los más altos valores morales y cívicos.

5. Por todas estas razones, el Estado venezolano firmó en 1992 el Convenio de Educación Religiosa Escolar con la Conferencia Episcopal Venezolana, para facilitar el ejercicio del derecho de los niños católicos a conocer su fe y ser así mejores ciudadanos, sin violentar de ninguna manera la conciencia de quienes libremente no quieran recibir la enseñanza católica y para quienes están abiertas otras opciones.

6. El Concilio Plenario de Venezuela en el documento «La Iglesia y la Educación», que actualmente la Santa Sede está revisando para su reconocimiento, entre los desafíos plantea el «Fortalecimiento de la Educación Religiosa Escolar y del Programa ERE». En tal sentido, se expresa así: «Defender y aprovechar las posibilidades que abren la legislación venezolana, la progresiva toma de conciencia de docentes, padres y representantes, y la configuración histórica de la identidad del venezolano, para propiciar ‘una educación abierta a la dimensión trascendente de la persona, que no puede prescindir del aspecto religioso’ (Juan Pablo II)» (Nº 162).

7. La Conferencia Episcopal hace un llamado a los padres y representantes católicos a defender el derecho que tienen sus hijos a la Educación Religiosa Escolar; a los docentes católicos a cumplir con responsabilidad su misión de ser educadores en la fe; a los párrocos y demás agentes de Pastoral a tener una mayor presencia en las Escuelas. Les recordamos que el conocimiento y enseñanza de nuestra fe es una grave obligación y un derecho fundamental de cada uno de nosotros. Tomemos conciencia de ello. En este sentido, los invitamos a organizarse para el adecuado cumplimiento de nuestra misión de educar en la fe. Además, hacemos también un llamado a las autoridades a valorar adecuadamente la enseñanza religiosa, y a hacer respetar ese derecho y la normativa legal que lo consagra y protege.

Encomendamos la Educación Religiosa Escolar de nuestros niños y jóvenes a la maternal intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela y Madre del Divino Maestro.

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 8 de Marzo de 2006.

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ZENIT Staff

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