JINGXIAN, jueves, 30 marzo 2006 (ZENIT.org).- Nacido en el «pueblo de los santos», médico, prisionero, sacerdote y sobre todo pastor: monseñor Pietro Fan Wen-xing, obispo emérito de la diócesis de Kinghsien (Jingxian) –provincia china de Hebei—, falleció el pasado 28 de febrero a la edad de 85 años.
La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, a través de su órgano informativo «Fides», confirmó el lunes pasado la noticia; lúcido hasta sus últimos instantes, el prelado murió despidiéndose de cuantos le rodeaban con las palabras «Dios nos bendiga».
Monseñor Pietro Fan Wen-xing había nacido el 27 de enero de 1921 en Zhujiahe –una aldea a 250 kilómetros al sur de Pekín–, donde más de 3.000 católicos fueron asesinados durante la revuelta de los «boxers» –un momento que marcó en China el prólogo al derramamiento de sangre de muchos mártires del siglo XX–.
Había sido en 1899 cuando empezó a manifestarse la rebelión: se buscaba acabar con la presencia extranjera en amplias zonas de China como una reacción contra el colonialismo. La emperatriz Ci Xi apoyó en algunos momentos a los grupos de «patriotas» (algunos de esos grupos recibirían, por parte de los británicos, el nombre de «boxers»).
El estallido se produjo el verano de 1900. En la revuelta se atacó sistemáticamente a los extranjeros, especialmente a los más indefensos, los misioneros. También murieron muchos cristianos que no quisieron negar a Cristo. La revuelta de los «boxers» tuvo su momento álgido el 21 de junio de aquel año en Pekín, con el asedio de la zona de las legaciones extranjeras.
Se estima que unos 30.000 cristianos perdieron la vida en los meses de esta revuelta.
El prelado fallecido ingresó a la edad de 14 años en el seminario menor diocesano; cuando concluyó los estudios de Teología en Pekín, en 1948, fue ordenado sacerdote. Dos años después fue nombrado vicario general de la diócesis.
Además de su actividad pastoral, trabajó como médico en un hospital de la ciudad hasta los años de la «Revolución Cultural» (1966-1976), período en el que fue condenado a la «reeducación» y a trabajos forzosos en una mina de sal.
Consagrado obispo de Kinghsien (Jingxian) en 1981, comenzó a trabajar inmediatamente en la reapertura de la casa de religiosas, del seminario menor y en la construcción de varias iglesias, hallando también tiempo para escribir la historia de la diócesis. En 1999, por motivos de salud y de edad, presentó su dimisión.
Su sucesor, monseñor Mattia Chen Xilu, se vio afectado en 2002 por una parálisis; aún está en coma.
De los 120 mártires chinos canonizados el 1 de octubre de 2000 por el Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II, cinco procedían de la aldea natal del obispo recientemente fallecido. Por eso en Hebei le dan el nombre de «pueblo de los santos».
De los mártires canonizados –había hombres, mujeres y varios niños–, 87 eran chinos y 33 misioneros extranjeros. La mayoría fueron asesinados en la citada revolución de los «boxers» (miembros de un partido político religioso chino llamado «Yihetuan»). Como los misioneros eran occidentales, los cristianos se convirtieron en uno de los objetivos preferidos de sus ataques.
Durante los años de enfermedad que tuvo que estar en cama o en silla de ruedas, monseñor Pietro Fan Wen-xing nunca se quejó; tan sólo daba gracias y rezaba, testimonia monseñor Peter Feng Xin mao, obispo coadjutor.
Después de su muerte, junto al clero los católicos velaron ininterrumpidamente en oración hasta el día de la sepultura.
Los funerales se celebraron el pasado 4 de marzo. El prelado ha sido enterrado en el cementerio de la aldea católica de Qingcaohe.
La diócesis de Kinghsien (Jingxian) tiene actualmente 25.000 católicos, 27 sacerdotes, 60 religiosas, 15 seminaristas en el seminario mayor y 80 en el menor, así como 30 iglesias en su territorio.