En una celebración eucarística que tuvo un carácter ecuménico, pues a ella asistieron representantes de diferentes confesiones y religiones, sacerdotes católicos de rito oriental y diplomáticos de diversos países, la comunidad católica rusa se unió a la memoria mundial de Juan Pablo II en su primer aniversario luctuoso.
Desde las 10 de la mañana, hora local, la Catedral de Moscú empezó a recibir a los cientos de feligreses que se congregaban para recordar al Sucesor de Pedro. Era un domingo especial.
Adornada en su interior con imágenes de la vida del extinto Pontífice y en su exterior con una inmensa fotografía de él, en el templo reinaba un ambiente de gran cariño hacia «nuestro segundo Padre», como afectuosamente le llamaron varios fieles.
«Dios nos mandó al hombre que necesitaba nuestro tiempo«, exclamó el arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz. «Su carisma reunió a creyentes y no creyentes» y bajo su dirección «la Iglesia se volvió más abierta para todos los cristianos, fieles de otras religiones y para toda la gente de buen corazón», afirmó.
Visiblemente emocionado, monseñor Kondrusiewicz recordó la visita que le hiciera a Juan Pablo II en el hospital Gemelli días antes de morir donde, como en otras ocasiones, le impresionó lo bien que el pontífice «conocía el corazón ruso».
«Fue un Papa que se esforzó siempre por unir la civilización de nuestro mundo con la civilización del amor», mencionó el arzobispo. «El misterio de la muerte, lo vemos ahora a través del misterio de la resurrección». «¡Vive en Cristo! ¡Vive Juan Pablo II! Quédate con nosotros y ayúdanos en nuestro camino», exclamó.
La emoción de sus palabras estuvieron secundadas por el viceportavoz del Consejo de la Federación Rusa, Aleksander Torshin, quien afirmó que Juan Pablo II «fue un gran hombre». «Nuestra labor ahora: recordar más a menudo sus consejos. Juan Pablo II no sólo amó a Rusia sino que comprendió su complejidad, la complejidad de formar una nueva sociedad civil».
Por su parte el colaborador del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, sacerdote ortodoxo Aleksander Vasyutin, expresó que con Juan Pablo II surgió una nueva era de colaboración entre ambas Iglesias.
«Fue un hombre que cambió la situación de nuestro mundo y aceptó las tradiciones de oriente. Su recuerdo se queda no sólo con los católicos de Rusia, sino con los cristianos de todo el mundo», afirmó el representante de la Iglesia ortodoxa.
El presidente del Congreso de Organizaciones y Grupos Religiosos Hebreos en Rusia, rabino Zinobi Kogan, manifestó que Juan Pablo II «fue un gran líder espiritual del siglo XX que salvó el diálogo entre judíos y cristianos, el entendimiento entre ellos y nos inspiró para trabajar por la mejora de nuestro mundo».
«El 2 de abril se quedará siempre como el Día de Juan Pablo II», agregó.
En una celebración que duró poco más de dos horas y que a decir en broma del arzobispo Kondrusiewicz es una forma de «inculturización con nuestros hermanos ortodoxos», creyentes en Rusia continuaron congregándose para recordar a un Papa que les es muy cercano:
«Es un ejemplo para nosotros, para nuestra fe católica», afirmaba Buragyavikaya Yadviga, una de los presentes.
«Él realizó una especie de perdón en mi vida; tanto, que ahora es difícil pensarme sin el cristianismo. Creo que gracias a él mucha gente se acercó a la Iglesia católica», manifestaba Evguenya Pokrovckaya.
«De Juan Pablo II qué puedo decir… soy polaco, es mi compatriota, fue el primer Papa no italiano. Para mí hizo muchas cosas buenas, entre ellas un mundo más democrático», asegura Edislav Malitski
«Por azares del destino, estuve en un encuentro personal con el Papa y puedo decir que fue un momento de cambio completo en mi vida. ¿Por qué en esa visita él (Juan Pablo II) se acercó especialmente a mí y platicó conmigo 7 minutos? En aquel entonces no lo sabía, ahora lo sé», comenta a Zenit Vladimir Lolikov.
«Él fue un maestro, nos enseñó a amar a Dios y qué pena que haya muerto. Sin embargo, siempre se quedará con nosotros», dice la joven Irina Karkalova.
Como parte de la memoria a Juan Pablo II, a las 21:37 hrs., tiempo de Moscú, los fieles encendieron en sus hogares una vela en honor al fallecido Pontífice.