CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 abril 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI celebró este Jueves Santo en la basílica de San Juan de Letrán la misa «en la Cena del Señor», durante la que lavó los pies a doce hombres.
«Dios desciende y se hace esclavo, nos lava los pies para que podamos sentarnos a su mesa. En esto se expresa todo el misterio de Jesucristo. En esto se hace visible lo que significa la redención», explicó el Santo Padre en la homilía.
Debido a la enfermedad de Juan Pablo II, en los últimos años, esta eucaristía se celebraba en la basílica de San Pedro, ahora Benedicto XVI, como obispo de Roma, ha vuelto a su catedral para conmemorar la Ultima Cena, en la que Jesús instituyó los sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal.
«Sólo el amor tiene esa fuerza purificadora que nos limpia la limpieza y nos eleva a las alturas de Dios», explicó el pontífice.
«El amor del Señor no conoce límites, pero el hombre puede ponerle un límite», añadió.
«¿Qué hace al hombre inmundo?», se preguntó el Papa. Y respondió: «El rechazo del amor, el no querer ser amado, el no amar. La soberbia que cree que no tiene necesidad alguna de purificación, que se cierra a la bondad salvadora de Dios».
«La soberbia no quiere confesar ni reconocer que tenemos necesidad de purificación», destacó.
«Amor», sobre todo el amor de Dios, fue la palabra más repetida en la homilía.
Este Viernes Santo Benedicto XVI presidirá en la basílica de San Pedro del Vaticano la conmemoración de la Pasión del Señor y por la noche participará en el Coliseo de Roma en el tradicional Vía Crucis.