Probable eco del llamamiento del Papa: aplazada la ejecución de los tres católicos indonesios

Cuyo proceso judicial se considera injusto

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CIUDAD DEL VATICANO/PALU, miércoles, 16 agosto 2006 (ZENIT.org).- Se percibe como una señal positiva el aplazamiento, en Indonesia, de la ejecución de los tres católicos de Poso a las pocas horas de la petición de clemencia de Benedicto XVI.

La fiscalía de Sulawesi central había fijado el fusilamiento de Fabianus Tibo, Dominggus da Silva y Marinus Riwu para el pasado 12 de agosto, a las 00.15 (hora local) en Palu.

El aplazamiento tiene lugar después de meses de aplazamientos y llamamientos de todo el mundo a favor de los tres condenados. No han faltado tampoco denuncias por la injusticia de un proceso judicial que les llevaba a la muerte acusados de implicación en la masacre de 200 musulmanes en Poso (en las islas Sulawesi, Indonesia) durante los choques interreligiosos del año 2000.

El pasado 11 de agosto la Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo pública la intervención del Santo Padre ante el presidente de Indonesia por un gesto de clemencia a favor de los tres condenados a la pena capital.

Ante la inminencia de la ejecución, el Papa hizo llegar su llamamiento a través de un telegrama enviado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano.

«En nombre de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, me dirijo de nuevo a Su Excelencia –escribió el purpurado al presidente Susilo Yudhoyono– para buscar su intervención sobre bases humanitarias y a la luz de la particularidad del caso, a fin de que se otorgue un acto de clemencia a estos tres ciudadanos católicos de su nación».

«Añadiendo mi voz a la de otros, desearía evidenciar la postura de la Iglesia católica, que en numerosas ocasiones ha hablado contra la pena de muerte. En la confianza de que este llamamiento hecho en nombre de Su Santidad encuentre una conclusión positiva, le envío mis sentimientos de estima», finaliza el telegrama.

Los tres católicos fueron arrestados en 2000 y al año siguiente el tribunal regional de Palu les condenó a muerte. Los sangrientos enfrentamientos de Poso –entre 1998 a 2001– entre cristianos y musulmanes costaron la vida a más de dos mil personas.

En numerosas ocasiones ha prestando su voz a los detenidos la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews», insistiendo en que el proceso seguido contra ellos ha estado marcado por intimidaciones a gran escala de extremistas islámicos y en que los jueces no han prestado atención a los testigos de la defensa, exculpatorios de los cargos que se imputan a los tres católicos.

«La única esperanza es que el presidente Yudhoyono otorgue la gracia o bloquee la ejecución y se revise el proceso», recordaba el viernes pasado el director de la agencia del PIME, el padre Bernardo Cervellera, en «Radio Vaticano».

Al día siguiente la emisora pontificia confirmaba que, «tras el llamamiento de Benedicto XVI y el fuerte movimiento de opinión local, las autoridades indonesias» habían «decidido aplazar la ejecución». Y aunque no se trate de una anulación de la sentencia, «es en cualquier caso una señal positiva», apuntó.

«Las autoridades locales han comunicado que la pena se aplaza del 12 de agosto al 20 de agosto, ya que Indonesia se prepara para celebrar el 61º aniversario de su independencia. Pero para la Iglesia local y para las numerosas ONG alineadas a favor del no a la pena de muerte, el aplazamiento equivale a un éxito», emitió «Radio Vaticano».

Entretanto, según la agencia del PIME, católicos y musulmanes continúan las vigilias de oración por la liberación de los tres detenidos.

De acuerdo con la representante de la Comunidad de San Egidio –también comprometida por los tres católicos– para Indonesia, Valeria Martano, el llamamiento del Papa ha sido «un factor decisivo» para la suspensión de la ejecución, publicó el 12 de agosto el diario italiano «Avvenire».

«Esperamos de verdad que este aplazamiento sea el primer paso hacia una revisión del proceso», añadió, considerando que entre los elementos que han llevado a las autoridades indonesias a este replanteamiento hay que añadir también la exhortación en este sentido de importantes grupos musulmanes locales.

Indonesia es el mayor país musulmán del mundo: el 90% de sus 245 millones de habitantes pertenece a tal credo.

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ZENIT Staff

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