El padre Saad Syrop de la parroquia de Santiago en Bagdad, en el distrito de Doura, regresaba a casa después de haber celebrado la eucaristía, cuando su coche fue detenido por tres hombres armados, con los rostros cubiertos, que le obligaron a subirse a su automóvil.
Monseñor Najem, en declaraciones a «Radio Vaticano» este viernes ha explicado que el Patriarcado caldeo todavía no sabe quiénes son los autores del secuestro del joven sacerdote, que tenía previsto ir a Roma para continuar sus estudios.
El patriarca de Babilonia de los Caldeos, Su Beatitud Emmanuel III Delly, ha mantenido un encuentro con el primer ministro de Irak para tratar de encontrar caminos para la liberación del padre Syrop.
El Partido Islámico Iraquí, que representa a sunníes en el Parlamento iraquí, ha condenado el secuestro.
«La Iglesia católica sufre muchísimo y diariamente, al igual que el resto del pueblo iraquí, que sufre también por la falta de lo indispensable para vivir: falta agua, falta electricidad, faltan hospitales y servicios sanitarios, y sobre todo falta seguridad», constata monseñor Najem.
En el mes de julio, según constató el 15 de agosto en una oración elevada por el cardenal Roger Etchegaray, enviado especial de Benedicto XVI al Líbano, en Irak fallecieron al menos 1.800 personas a causa de la violencia.