CÓRDOBA, lunes, 21 agosto 2006 (ZENIT.org).- Don Manuel González Muñana, profesor de ecumenismo en el Seminario San Pelagio de Córdoba, considera que el pontificado de Benedicto XVI ha sido hasta ahora «intensamente ecuménico» y cree que el Papa tomará «alguna decisión ecuménica importante», que impacte a los fieles.
Manuel González Muñana es autor del libro recientemente publicado «Ecumenismo y nuevos movimientos eclesiales», editado por la editorial religiosa carmelita (Monte Carmelo de Burgos.
En esta entrevista a Zenit señala cómo los nuevos movimientos eclesiales están, en distintos niveles, comprometidos con la causa para la promoción de la unidad entre los cristianos.
Manuel González Muñana es párroco de la Inmaculada Concepción y San Alberto Magno en Córdoba y es el delegado de ecumenismo diocesano.
Entre otros libros ha publicado «Hacia la Pascua de la unidad», «Manual de ecumenismo» y «Parroquia para el tercer milenio».
–El ecumenismo, una de las «mejores sinfonías que hoy cabe interpretar en la Iglesia». Es muy poético, ¿es también realizable?
–González: Si la división de los cristianos, dice el Vaticano II, «contradice abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y daña a la causa santísima de la predicación del Evangelio».
La plena unidad visible de las Iglesias, anularía aquella contradicción, evitaría el escándalo de la humanidad y favorecería la evangelización. Empresa difícil, pero factible, porque la petición de Cristo al Padre: «Que todos sean uno» (Juan 17, 21), tiene que realizarse, y porque, además, todas las Iglesias y comunidades eclesiales han emprendido con decisión el camino hacia el hogar común, donde celebrarán algún día, sentados a la misma y única mesa, la pascua de la unidad.
–Hay tres dimensiones del ecumenismo, según usted: espiritual, doctrinal y pastoral. ¿Las podría explicar?
–González: El movimiento ecuménico es uno, pero tiene tres dimensiones: espiritual, doctrinal y pastoral.
La espiritual es la más importante, porque al ser la plena unidad visible un don que Dios tiene que conceder a la Iglesia, a Él hay que pedírsela. La oración, con la conversión de corazón y la santidad de vida, son consideradas por el Vaticano II «como alma de todo el movimiento ecuménico» («Unitatis Redintegratio» 8).
El ecumenismo doctrinal, comprende el conocimiento de los hermanos, a través del estudio, el diálogo y la formación ecuménica de todo el pueblo de Dios.
El pastoral, abarca los campos del testimonio común de los cristianos, hasta donde sea posible, y a la cooperación en el terreno social.
–Los nuevos movimientos eclesiales son por ejemplo los Focolares, Regnum Christi, La Comunidad del Arca o Taizé, para citar solo algunos de los que usted estudia en el libro en relación al ecumenismo. ¿Todos tienen una propensión al ecumenismo?
–González: Todos, por ser hijos de alguna manera del Vaticano II, al haber nacido en el contexto teológico-eclesiológico del Concilio, llevan en sus entrañas el imperativo ecuménico, aunque diferenciadamente.
Bastantes de ellos explicitan en sus estatutos y reglamentos la preocupación por la unidad de los cristianos (Focolares, Renovación Carismática, Comunidad de San Egidio, Camino Nuevo); algunos, aunque no directamente, están abiertos y comprometidos con la causa de la unidad (Comunidad del Arca, Comunión y Liberación, comunidad Fe y Luz, Regnum Christi).
Otros, nacieron por y para el ecumenismo siendo su razón de ser y de actuar la promoción de la plena unidad visible de los cristianos (Asociación Centro Ecuménico «Misioneras de la Unidad», Comunidad Ecuménica Interconfesional de Taizé, Fraternidad Ecuménica «Testamentum Domini»).
–¿Le parece evidente que Benedicto XVI es un pontífice ecuménico? ¿Qué espera de él, ecuménicamente hablando?
–González: La elección del cardenal Joseph Ratzinger como Papa, es un enorme regalo de Dios a la Iglesia en este tiempo.
Sus casi dos años de pontificado, puede decirse sin miedo a equivocarse, han sido dos años intensamente ecuménicos, con ortodoxos, luteranos, reformados, anglicanos, han sido tan habituales, que están siendo una fuerte interpelación a favor de la unidad de los cristianos para muchas conciencias una tanto adormecidas ecuménicamente.
Espero, con muchos ecumenistas más, que el Santo Padre, Benedicto XVI, a lo largo de su pontificado, tome alguna decisión ecuménica importante, ya que el ecumenismo, que a niveles teológicos camina a buen ritmo, está necesitado, a mi entender, en los niveles más populares de algún revulsivo que impacte positivamente.