CASTEL GANDOLFO/CZESTOCHOWA, domingo, 27 agosto 2006 (ZENIT.org).- Un recuerdo especial ha tenido Benedicto XVI para Polonia con ocasión del 50º aniversario de los votos de Jasna Gora, un acto de entrega a la Virgen que fue fuente de «renovación espiritual y moral» en el país.
La celebración de la Virgen Negra de Jasna Gora, en el santuario polaco de Czestochowa, congregó el sábado a más de 200 mil personas. Durante la Santa Misa se leyó un telegrama del Papa.
«Este acto de entrega fue la fuente de inspiraciones más profundas para la renovación espiritual y moral tanto en el período de preparativos por el milenario del bautismo, del inicio de la predicación cristiana en Polonia acontecido en el año 966, como en los años siguientes», reconoce el Santo Padre en sus misiva, citada por «Radio Vaticana».
«Sobre todo hoy, como indicó mi predecesor Juan Pablo II, los votos de Jasna Gora son la condición imprescindible de vuestra madurez social y de vuestro papel en Europa», recalca Benedicto XVI.
En su telegrama recordó la histórica fecha del 26 de agosto de 1956, cuando fue confiado el país al Corazón Inmaculado de María.
Tras la lectura del mismo, el actual primado de Polonia, el cardenal Józef Glemp, hizo hincapié en su homilía en la actualidad de los votos de Jasna Gora y llamó a todos los fieles «a combatir la corrupción en la vida publica y el crimen organizado, a promover la verdad y a defender la vida y la familia», según difundió la emisora pontificia.
Benedicto XVI tuvo oportunidad de visitar el santuario mariano de Jasna Gora -«corazón de la nación polaca», en sus propias palabras- el pasado 26 de mayo.
Meta anual de cuatro millones de peregrinos, el santuario nacional, en Czestochowa, era uno de los amados por Juan Pablo II. De hecho, antes de morir, el Papa Karol Wojtyla encomendó su país, la Iglesia y a sí mismo a la Virgen Negra de Jasna Gora.
Para los polacos es un lugar del todo especial porque allí se venera a la Virgen como Reina de Polonia.
Este año se celebra el 350º aniversario de los votos que hizo el rey Juan Casimiro, quien, durante la invasión sueca, confió Polonia a la protección de la Madre de Dios.
En el mismo santuario Juan Pablo II encomendó todo su pontificado a la Virgen diciéndole: «Totus tuus» («soy todo tuyo»).
Las coronas de oro que adornan el icono de la Virgen fueron bendecidas y ofrecidas por el Papa Karol Wojtyla la víspera de su muerte.
Benedicto XVI quiso recalcar, en su viaje a Polonia, la figura del gran primado del país, el cardenal el cardenal Stefan Wyszynski, enlazándolo con la de Juan Pablo II: «Dios unió a estas dos personas no sólo mediante la misma fe, la misma esperanza y el mismo amor, sino también mediante las mismas vicisitudes humanas, que los vincularon estrechamente con la historia de este pueblo y de la Iglesia que vive en él».
Durante los años de su confinamiento bajo el poder comunista, el cardenal Wyszynski trazó la acción pastoral para celebrar el milenario de la evangelización de Polonia, y remontándose a los votos hechos por el rey Juan Casimiro (en 1656) redactó los votos de la nación a Jasna Gora, los cuales se leyeron por primera vez hace cincuenta años.
Este domingo, tras el rezo del Ángelus, Benedicto XVI saludó a los fieles polacos en su idioma, recordando que la víspera se había celebrado la solemnidad de la Virgen de Częstochowa y el 50º aniversario de los votos de Jasna Gora.
«Se ha renovado este acto de entrega, del cual nacieron diversos bienes espirituales. Que siga inspirando a todos los fieles de la Iglesia en Polonia. Confío a la Madre de Dios al clero y a los fieles. ¡Que Dios os bendiga!», expresó el Papa.