Al final de la audiencia general, celebrada en el Aula Pablo VI en el Vaticano, al dirigirse a los ocho mil peregrinos presentes, el Papa recordó que este martes la Iglesia había celebrado el martirio de Juan, a quien Jesús calificó como «el mayor entre los nacidos de mujer» (cf. Lucas 7, 28).
Por eso, dirigiéndose a los jóvenes presentes, deseó que el Bautista sea para ellos «un estímulo a proyectar vuestra existencia en la plena fidelidad a Cristo».
Luego saludó a los enfermos para auspiciar que San Juan les ayude «a afrontar el sufrimiento con valentía, encontrando en el Señor serenidad y consuelo».
Por último, también dirigió unas palabras a los recién casados, algunos llegaron con sus trajes de bodas, para desear que el martirio del santo les ayude «a testimoniar un amor sincero por Dios, entre vosotros y hacia el prójimo».
La memoria litúrgica del martirio de San Juan en la Iglesia latina tiene orígenes antiguos, documentados en Francia, en el siglo V, y en Roma, en el siglo VI.