VERONA, jueves, 19 octubre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó en la tarde de este jueves a los católicos de Italia, congregados con motivo del Congreso Eclesial Nacional que se celebra en Verona, la clave para poder comunicar su fe: vivir como «testigos de Jesús resucitado».
El pontífice hizo su propuesta en la homilía, interrumpida en 24 ocasiones de la celebración eucarística que presidió en el estadio de fútbol «Bentegodi» de esta ciudad italiana, lleno hasta los topes por 42.000 peregrinos. Otros 60.000 siguieron la misa a través de grandes pantallas desde otros lugares de la ciudad.
Para comunicar a los demás aquello en lo que cree el cristiano, dijo, «es necesario que esta fe se haga vida en cada uno de nosotros».
Por tanto, se necesita «un gran esfuerzo capilar para que cada cristiano se convierta en un “testigo”, que sea capaz y esté dispuesto a asumir el compromiso de dar cuenta a todos y siempre de la esperanza que le alienta».
«Para esto, es necesario volver a anunciar con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y de resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, fulcro fundamental de nuestra fe, resorte poderoso de nuestras certezas, viento impetuoso que barre con todo miedo e indecisión, con toda duda y cálculo humano».
«Sólo de Dios puede venir el cambio decisivo del mundo. Sólo a partir de la Resurrección se comprende la auténtica naturaleza de la Iglesia y de su testimonio»
Para entender lo que significa ser «testigos de Jesús resucitado», según el Papa, «¡hay que entender bien el “de”!».
«Quiere decir que el testigo es “de” Jesús resucitado, es decir, que le pertenece a Él, y precisamente por eso puede dar un testimonio válido, puede hablar de Él, darle a conocer, conducir hacia Él, transmitir su presencia».
De este modo, concluyó, «los cristianos pueden dar al mundo la esperanza, pues son de Cristo y de Dios en la medida en que mueren con Él al pecado y resurgen con Él a la nueva vida del amor, del perdón, del servicio, de la no violencia».