Portugal: La Iglesia invita a votar «no» al aborto

El cardenal Policarpo niega que propusiera la abstención

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LISBOA, lunes, 23 octubre 2006 (ZENIT.org).- El Parlamento portugués aprobó el jueves pasado, 19 de octubre, la propuesta de referéndum sobre el aborto, que será ahora sometida al Tribunal Constitucional. Después, el Presidente de la República tomará una decisión definitiva sobre la consulta, que deberá tener lugar entre los 40 y los 180 días siguientes.

Mientras tanto, el cardenal José da Cruz Policarpo, patriarca de Lisboa, ha aclarado que no ha hecho ningún llamamiento a la abstención, deseando en cambio la participación en el referéndum de todos los miembros de la Iglesia y de todos aquellos que deseen «defender la vida».

«Mis respuestas a las interpelaciones sobre la hipótesis de un nuevo referéndum sobre el aborto –aclara el cardenal Policarpo en un comunicado del 19 de octubre–, fueron incorrectamente utilizadas por algunos medios de comunicación y también por fuerzas políticas y parecen haber creado confusión e incluso indignación en algunas personas. Me parece, por tanto necesario retomar las afirmaciones hechas con una claridad que no permita interpretaciones ambiguas o desviadas».

«Comencé por afirmar –indica el purpurado portugués–, lo que parece que nadie ha oído, que la doctrina de la Iglesia sobre esta materia no ha cambiado y nunca cambiará. De hecho, desde su inicio la Iglesia condenó el aborto porque considera que desde el primer momento de la concepción existe un ser humano, con toda su dignidad, con derecho a existir y a ser protegido».

Recuerda el cardenal haber afirmado que «la condena del aborto no es una cuestión religiosa sino de ética fundamental». «Se trata –indica– de un valor universal, el derecho a la vida, exigencia de moral natural».

«Con esta afirmación –aclara–, no fue mi intención negar su dimensión religiosa. El mensaje bíblico asumió, como precepto de moral religiosa este valor universal, dándole la densidad del cumplimiento de la voluntad de Dios. No es sólo por ser católico que se está contra el aborto; basta respetar la vida y este es, en sí mismo, un valor ético universal».

«Está claro –añade el cardenal Policarpo– que el respeto por la vida es una exigencia de la moral cristiana porque está incluido en el quinto mandamiento de la Ley de Dios: ‘No matarás’. Porque es un precepto de la moral cristiana, violarlo es un pecado grave. Pero el Decálogo, establecido, por primera vez en el antiguo Testamento por Moisés, consagró como Ley del Pueblo de Dios algunos de los valores humanos universales que interpelan a la conciencia también de quien no es religioso. Y de hecho, en la presente circunstancia, hay muchos hombres y mujeres que, no siendo creyentes, están contra el aborto porque defienden la dignidad de la vida desde su inicio».

«Si la condena del aborto –explica el purpurado– fuera sólo exigencia de la moral religiosa, los defensores del aborto podrían argumentar, y ya lo hacen, que las Leyes de un Estado laico no deben proteger los preceptos religiosos; les basta respetar la libertad de conciencia. De hecho, no sugeriría a nadie exigir de una Ley del Estado que afirmarse por ejemplo que los católicos tienen la obligación de ir a misa el domingo. Si nosotros luchamos por una Ley de Estado que defienda la vida humana desde su inicio es porque se trata de un valor universal, de ética natural y no sólo un precepto de la moral religiosa».

«A la pregunta de si la Iglesia se empeñaría en esta campaña –explica–, empecé por clarificar el sentido en que usaban la palabra “Iglesia”, si referida a todos los fieles o sólo a los obispos. Esto porque, muy frecuentemente, los periodistas cuando hablan de Iglesia se refieren a los obispos y sacerdotes. Aclarada esta cuestión, aproveché para expresar aquello que pienso ser el papel complementario de los laicos y de la jerarquía en un posible campaña de preparación al referéndum. Debo decir, ahora, para clarificar mi pensamiento, que esa posible campaña debería ser, sobre todo, un periodo de aclaración de las conciencias. Pero dado que la propuesta de ley liberalizadora de la práctica del aborto se convirtió en una causa partidaria, la campaña puede caer, en el lenguaje y en los métodos, en una vulgar campaña política».

«Quede claro que todos los miembros de la Iglesia y todos los que defienden la vida están llamados a participar en este debate esclarecedor de las conciencias –indica el cardenal Policarpo–. Compete a los laicos organizar y dinamizar una campaña, en lo concreto de su metodología. El papel de los pastores es apoyar e iluminar las conciencias con la proclamación de la doctrina de la Iglesia, anunciando el evangelio de la Vida. A los sacerdotes de nuestra diócesis pido que se empeñen en esta proclamación de la doctrina de la Iglesia sobre la vida, pero que sepan sabiamente marcar la diferencia entre su ministerio de anunciadores de la verdad y las acciones de la campaña, necesarias y legítimas en su lugar propio. Pero los laicos podrán contar con todo nuestro apoyo en esta lucha por una Ley que respete la vida».

«No hice apología del abstencionismo –subraya el cardenal–. Aconsejar la abstención no será, con certeza, una orientación de los obispos portugueses ante un posible referéndum. La pregunta que se me hizo es otra: ¿Y los que tienen dudas como deberán votar?

«Esta cuestión de la dignidad de la vida humana –añade–, desde su inicio, es hoy tan clara, incluso desde el punto de vista científico, que uno de los objetivos a conseguir, durante el periodo de debate y esclarecimiento es, por lo menos, lanzar una duda en muchos que, tal vez sin haber profundizado en esta cuestión, estarían inclinados a decir ‘si’ a la propuesta de Ley del referéndum. Pienso sobre todo en el electorado más joven. Se me preguntó lo que aconsejaría a los que dudaban. Mi respuesta es clara: si no tienen coraje de votar ‘no’ que por lo menos se abstengan».

«Para aquellos que interpretaron abusivamente mis respuestas, o porque no las entendieron quedaron confusos, aquí queda con claridad mi pensamiento. Una vez más se aplica la frase de Jesús: ‘La verdad os hará libres”», concluye el patriarca de Lisboa.

Tras la decisión parlamentaria, también la Conferencia Episcopal portuguesa ha hecho pública una nota oficial, en la que invita explícitamente a los católicos a votar «no» a la pregunta del referéndum, y a implicar activamente también a los laicos en el debate social.

«Para los fieles católicos, el aborto provocado es un pecado grave porque viola el 5º mandamiento de la ley de Dios –no matar–; esto no cambia aunque este sea legalmente autorizado», afirma el documento.

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ZENIT Staff

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