JAFFNA, lunes, 23 octubre 2006 (ZENIT.org).- Han pasado ya dos meses de la desaparición del padre Jim Brown y del laico que le acompañaba, un suceso que ha hallado el persistente silencio de las autoridades, pero también múltiples iniciativas de la comunidad local de Jaffna (Sri Lanka) en busca de estos católicos.
Fue el pasado 20 de agosto la última vez que fueron vistos, en una zona controlada por la Marina militar del país, el padre Jim Brown de Thiruchelvam –de 34 años– y su acompañante, Wenceslaus Vimalathas –de 40 años, padre de cinco hijos–, en Allapiddy, Kyats (Zenit, 19 septiembre 2006).
La situación se ha denunciado en círculos internacionales, y la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews.it» recuerda que, a los dos meses de estas desapariciones, y a pesar de los numerosos llamamientos por parte de líderes eclesiásticos y organizaciones a favor de los derechos humanos, las autoridades del país asiático no actúan a fin de dar con el paradero de los dos católicos.
Jaffna se cuenta entre las zonas que sufren la escalada del conflicto, en los últimos meses, entre el ejército regular y los «Tigres para la Liberación de la Patria Tamil» (LTTE), aunque teóricamente rige una tregua desde 2002, acordada tras dos décadas de sangriento choque. Se calcula que, sólo desde el pasado diciembre, esta espiral de violencia ya se ha cobrado 2.300 vidas.
Con todo, la comunidad católica del lugar no se rinde en la búsqueda del sacerdote y del laico.
El obispo local, monseñor Thomas Savundaranayagam, ha anunciado a la agencia del PIME: «Vamos a presentar a la Comisión presidencial, recientemente instituida, un informe completo sobre las circunstancias en las que se produjo la desaparición del padre Jim».
Tras las numerosas desapariciones denunciadas en el noreste del país –zona de feroces combates entre rebeldes y ejército-, el pasado 10 de septiembre el gobierno decidió la creación de la citada comisión especial para investigar casos individuales de desapariciones y homicidios.
Por su parte, la Comisión Justicia y Paz (CJP) de la diócesis ha enviado su cuarto llamamiento al presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapakse, para que se aclare el caso de los dos católicos desaparecidos. Las tres peticiones anteriores han caído en el vacío, recuerda «AsiaNews.it».
En el texto dirigido al jefe de Estado, la CJP pide una investigación independiente e imparcial. Y añade: «Su prolongado silencio –dice al presidente- nos preocupa y nos hace sospechar que tras el destino de nuestro sacerdote y de su compañero esté la mano de las fuerzas de seguridad».
«Creemos todavía que, como jefe de las Fuerzas Armadas, usted tiene capacidad para averiguar la verdad sobre la desaparición», prosigue.
Y es que Allaipiddy está totalmente bajo el control de la Marina militar, por lo que «es obvio que nada ha podido ocurrir al querido padre Jim que ignoren las fuerzas de seguridad», advierte.
El viernes pasado la diócesis de Jaffna recordó al sacerdote y al laico desaparecidos con una misa en la iglesia de Nuestra Señóra del Refugio. También se previeron otras celebraciones eucarísticas en Puthukudiyiruppu –lugar de origen del padre Jim- y en su parroquia de Allaipiddy.
Se excluyó en cambio la posibilidad de organizar una manifestación, dado el bajo nivel de seguridad de la zona.
El combate de los LTTE por la independencia en el norte y este del país estalló en 1983. El resultado: la pérdida de 65 mil vidas, un millón de desplazados y un extenso daño a hogares e infraestructuras públicas, además del recelo entre diferentes etnias y comunidades religiosas.
El enfrentamiento entre cingaleses -la mayoría de religión budista- y la minoría tamil -hinduistas-, que sumió a la pequeña isla del subcontinente indio en dos décadas de guerra civil, prosiguió hasta la firma del citado «alto el fuego» desde febrero de 2002, pero las violaciones de este acuerdo se suceden.
El país es uno de los que tiene mayor número de desapariciones sin resolver.