La defensa de la vida, prioridad para los obispos del continente americano

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Conclusiones de un encuentro sobre la aplicación del primer sínodo

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 24 octubre 2006 (ZENIT.org).- La promoción de la vida humana, desde el inicio de su concepción hasta su ocaso natural, se ha convertido en una de las preocupaciones más hondas de los obispos católicos del continente americano.

Así lo explica el comunicado de la undécima reunión del Consejo Especial para América de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos que se celebró entre el 2 y 3 de octubre.

Según explica la nota, publicada conclusiva del encuentro, publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede este sábado, se trata de un tema importante en la exhortación apostólica «Ecclesia in America», firmada por Juan Pablo II el 22 de enero de 1999.

Ese documento recoge las conclusiones del primer Sínodo de Obispos de América de la historia, que se celebró en el Vaticano del 12 de noviembre al 12 de diciembre de 1997 con el tema «Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América».

El Consejo Episcopal que asiste al Papa en la aplicación de esas conclusiones se reunió en el Vaticano bajo la guía del arzobispo Nikola Eterović, secretario general del Sínodo de los Obispos. Participaron cardenales, arzobispos y obispos de todo el continente y de la Curia Romana.

«La situación social y eclesial en el continente muestra signos de esperanza, pero también de preocupación», afirma el comunicado de prensa al recoger los argumentos que se afrontaron en la reunión.

«Por lo que se refiere a la política, la crisis de las estructuras democráticas favorece formas populistas y demagógicas de gobierno, con frecuencia de carácter neomarxista, orientadas a manipular, por motivos ideológicos, la promoción social», afirma la nota vaticana.

«En las naciones de América central y del sur se registran graves problemas de pobreza, de emigración y de violencia, unidos al narcotráfico y al comercio de armas», reconoce.

«El proyecto de ley que prevé la prolongación del muro a través de la frontera Estados Unidos-México no resolverá el problema del flujo migratorio entre los dos países y no servirá a aplicar una política coordinada y humanitaria de la migración».

Citando el número 46 de «Ecclesia en America» el comunicado vaticano presenta «Los desafíos para la familia» en el continente, en especial, a causa «del aumento de divorcios, la difusión del aborto, del infanticidio y de la mentalidad anticonceptiva» y alienta «una decidida reacción a esta mentalidad, con el aumento de iniciativas pastorales orientadas a las familias».

«En una adecuada catequesis no hay que cansarse nunca de subrayar que el fundamento de la vida humana es la relación conyugal entre el marido y la mujer, relación que entre los cristianos es sacramental», añade.

Los participantes en la reunión afrontaron también el apartado de la exhortación del Papa Karol Wojtyla, dedicado en esa exhortación, al tema: «Cultura de la muerte y sociedad dominada por los poderosos».

Los padres sinodales consideraron que las víctimas más afectadas por esta mentalidad «son los pobres y los débiles: niños no nacidos, víctimas indefensas del aborto; ancianos y enfermos incurables, en ocasiones objeto de la eutanasia; y muchos otros seres humanos que se quedan al margen del consumismo y el materialismo».

Los obispos recuerdan la oposición de «Ecclesia in America», en el número 63, a la pena de muerte, «tema que se ha hecho de nuevo actual en algunas naciones americanas».

«La defensa de la vida se impone como una tarea sumamente actual ante los intentos directos de introducir el aborto. En alguna nación, incluso, faltan incluso leyes precisas sobre el aborto y la experimentación genética. La cuestión del aborto es muy debatida y por desgracia ha causado una polarización entre los católicos», constataron los participantes en la reunión.

Entre los signos positivos analizados, el «más vistoso», es el «aumento de las vocaciones, en particular entre el clero diocesano. «Se trata de un don de la Divina Providencia, resultado de la oración y de la pastoral vocacional».

De 1978 a 2004, el número de sacerdotes diocesanos aumentó en un 17,66%, pasando de 66.084 a 77.756. El número de los candidatos al sacerdocio registra un aumento del 66,65% con 36.681 unidades con respecto a los 22.011 de 1978.

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ZENIT Staff

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