Casa para mujeres «sin techo» antes del invierno moscovita, iniciativa de «San Egidio»

La comunidad católica de laicos se adelanta a la tragedia anual

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MOSCÚ/ROMA, viernes, 27 octubre 2006 (ZENIT.org).- En su intento por paliar los efectos del invierno moscovita, que anualmente se cobra muchísimas vidas por el frío, la Comunidad de San Egidio ha abierto una casa para mujeres «sin techo» antes de la llegada de los rigores de la estación.

Y es que, como explica una nota de la comunidad eclesial, el invierno en Moscú, con temperaturas inferiores a –20º C, es un problema para todos, pero especialmente para quien no tiene casa.

«O tal vez sí la tiene, pero sólo puede llegar a ella muy entrada la noche, tras haber acabado su “trabajo”: pedir limosna en las estaciones de metro para lograr sobrevivir -lamenta-, cosa no fácil para quien tiene una renta de poco más de 50 euros».

Llama la atención la Comunidad de San Egidio sobre este mundo «subterráneo» del metro moscovita, al que ya no se presta atención, pero donde hay, cada día y cada noche, ancianos con pasado «noble», profesoras (alertando que, como en toda Europa, la edad anciana prevalece en el sexo femenino), directivos de empresas, físicas, químicas, ingenieras…

Son «hijas y madres de una Unión Soviética que ya no existe -alerta- y que ha dejado sólo calderilla para vivir. Muy poco».

«Cada año mueren por el frío varios centenares. Una tragedia anunciada y prevista». Y como hay gente que quiere ayudar, la «Comunidad ha “interceptado” algunas personas de buena voluntad» y hay quien «ha puesto a disposición fondos y se ha podido realizar un sueño»: una casa para que vivan algunas de estas «amigas por la calle».

La Comunidad de San Egidio (www.santegidio.org</a>) fue fundada por el historiador Andrea Riccardi en Roma en 1968, a la luz del Concilio Vaticano II.

Es un movimiento (Asociación pública de laicos de la Iglesia católica) al que pertenecen más de 50.000 personas; está comprometido en la evangelización y en la caridad en Roma, en el resto de Italia y en más de 70 países de distintos continentes.

«La amistad por la calle» es una iniciativa de la Comunidad orientada a una presencia cercana y amistosa para restituir a cada uno la dignidad de persona con gestos sencillos de respeto.

Consciente de que en todas las grandes ciudades hay muchas personas que, por distintos motivos, se ven empujadas a vivir en la calle, los miembros de la Comunidad de San Egidio toman ejemplo del buen samaritano de la parábola del Evangelio y buscan atender a cuantas viven en estaciones de transportes, en soportales y en cualquier rincón urbano.

Este compromiso se originó en Roma a finales de los años ‘70, cuando aumentaba rápidamente el número de necesitados por las calles de la ciudad y de otras tantas del mundo.

Ciertos episodios sumieron a la Comunidad en una profunda reflexión sobre este drama, en particular la historia de Modesta, una anciana indigente conocida en la estación Termini, de Roma, que murió sin auxilio porque estaba sucia y la ambulancia no quiso llevársela.

El encuentro con este mundo de necesidad suscitó e hizo crecer, a lo largo de los años, una «red de amistad y de apoyo» y dio lugar a iniciativas estables de solidaridad por parte de la Comunidad de San Egidio.

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ZENIT Staff

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