Inaugurado el Congreso Mundial de las Nuevas Comunidades

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En la comunidad «Canción Nueva», Brasil

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SAO PAULO, jueves, 2 noviembre 2006 (ZENIT.org).- El Congreso Mundial de las Nuevas Comunidades fue inagurado el 1 de noviembre en la sede de la comunidad «Canción Nueva» en Cachoeira Paulista, Sao Paulo, Brasil, con una Santa Misa presidida por monseñor Alberto Taveira, arzobispo metropolitano de Palmas y director espiritual de la Renovación Carismatica Católica (RCC) en Brasil.

Reuniendo a comunidades de cinco continentes, la celebración contó con la participación de 13 obispos y con la presencia de del arzobispo Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, así como un obispo melkita, 50 sacerdotes y fundadores y miembros de Nuevas Comunidades y otros fieles.

El Evangelio fue leído en cinco idiomas y la oración eucarística fue recitada en latín. Antes de iniciar la homilía, el presidente de la celebración, en nombre de todos los participantes, saludó a monseñor Rylko. Saludó también a los otros obispos, comentando la belleza del primer encuentro de obispos que acogen a las Nuevas Comunidades, celebrado en Lavrinhas, Sao Paulo, del 30 de octubre al 1 de noviembre.

En su homilía, monseñor Taveira indicó: «Si quieres entrar en esta casa de la Iglesia, tienes que pasar también por la puerta estrecha, que tal vez sea acoger las experiencias de los demás, los servicios sencillos, el perdón a los miembros de tu comunidad».

«Conozco la historia de muchos de los que aquí están –añadió–, no la mayoría pero propongo a todos que vivan estos días en una gran revisión de vida. ¿Por qué Dios llamó a tantas personas a vivir en comunidad de vida? No es lo más fácil. Lo más fácil es vivir en la individualidad, pero vosotros os habéis sentido llamados por aquello que quita la seguridad, la libertad de un espacio vacío, de perder la seguridad».

E invitó a los asistentes: «Despojémonos del hombre viejo y vistámonos del hombre nuevo, acogiendo la gracia de Dios y realizando su obra en nuestro corazón. Y que el Espíritu Santo grabe en nuestro corazón aquello que precisamos para vivir bien este encuentro. Que el Espíritu Santo grabe en nosotros la vida que viene de El».

La liturgia fue animada por la coral «Canción Nueva» en varias lenguas.

Por su parte, monseñor Rylko, en la reunión previa de obispos de Lavrinhas, subrayó que institución y carisma son dimensiones de la Iglesia que dependen la una de la otra. El enviado del Papa indicó a los 30 obispos amigos de las Nuevas Comunidades de la Renovación Carismática cómo relacionarse cada vez mejor con las nuevas asociaciones de fieles suscitadas por el Espíritu Santo.

«La Iglesia es una pluralidad única y una unidad plural», afirmó monseñor Rylko, citando a San Bernardo de Claraval. Destacó que en la obediencia los cristianos son de un carisma o de otro, pero en la caridad todos pertenecen a todos.

Según el pensamiento del Papa Benedicto XVI, el enviado del Papa afirmó que San Francisco de Asís fue un ejemplo práctico de cómo la dimensión institucional y carismática de la Iglesia caminan juntas. En la época del santo, la Iglesia necesitaba una «renovación carismática en el interior y no sólo acciones administrativas y políticas». Pero al lado, casi contra el querer de su fundador, surgió en términos jurídicos la Congregación Franciscana.

Tanto la jerarquía como los movimientos «brotan del Espíritu Santo» y no son opuestos, dijo monseñor Rylko, recordando orientaciones de Juan Pablo II. «El Espíritu Santo no se limita a santificar al pueblo a través de los sacramentos y ministerios, sino que distribuye a cada uno los propios dones como complacencia».

Monseñor Rylko dijo que corresponde a los obispos verificar la autenticidad de los carismas que van surgiendo, no «apagando el Espíritu sino examinando todo y quedándose con lo que es bueno».

Un carisma genuino, dijo, tiene características como manifestación de los carismas y frutos del Espíritu, afinidad espiritual entre sus miembros, armonía con las autoridades de la Iglesia, pudiendo haber «críticas proféticas», pero nunca dejando de lado la unidad y comunión.

A los estudiosos del tema, les dijo que la relación entre institución y carisma en la Iglesia no es dialéctica (encuentro de fuerzas opuestas) sino orgánica, coesencial y complementaria. La dimensión carismática «no es accesoria u ornamental, sino, que está ligada a la institución, es elemento estructural de la Iglesia».

La Iglesia en Brasil acogió con alegría la noticia de este encuentro según dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Odilo Sherer, el cual destacó que es «una buena ocasión para que también en Brasil conozcamos mejor esta realidad que ya existe en la Iglesia y que, surgiendo en varios lugares, va ayudando a dar expresión a la misión de la Iglesia de una forma nueva».

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ZENIT Staff

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