Se trata de un servicio de la Iglesia católica destinado a atender espiritual y pastoralmente a las familias que han dedicado su vida al circo.

La iniciativa se inscribe en el marco de la Pastoral de la Movilidad Humana, animada en Chile por el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI).

Además de la Pastoral Circense, INCAMI organiza servicios de acompañamiento a los migrantes, al mundo que gira en torno a la carretera, a los gitanos, estudiantes extranjeros, el apostolado del mar y la pastoral de turismo.

El servicio pastoral es dirigido por el sacerdote Isaldo Bettin, a quien los payasos cariñosamente apodan el «Padre Bigote», junto al padre Marcelo Catril, llamado por los circenses el «Padre Zanahoria».