MÉXICO, jueves, 9 noviembre 2006 (ZENIT.org–El Observador).- Publicamos el comunicado emitido por la Conferencia Episcopal de México ante la iniciativa de Ley de sociedades de convivencia en el Distrito Federal.
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Respetar la naturaleza es algo que todos queremos, lo vemos en el acertado cuidado de la ecología que con tanta insistencia se ha sembrado en nuestro entorno. La Iglesia ha sido siempre respetuosa de la ley natural, porque es en la misma naturaleza del hombre donde se encuentra su plenitud y no sólo en las leyes positivas. El mismo cuerpo humano expresa la diferencia fundamental y complementaria entre un hombre y una mujer.
Los obispos de México, apoyamos leyes que dignifiquen al ser humano, que lo engrandezcan y que lo hagan gozar del innato deseo de felicidad que Dios ha sembrado en sus corazones. Apoyamos con certeza leyes cuyo objetivo es perseguir siempre la bondad que hace libre a los seres y que los ubica en igualdad de condiciones.
El matrimonio es la base de la familia, como la familia es el vértice del matrimonio. Es imposible separar una de otra. La familia no está en función de la sociedad y del estado, sino la sociedad y el estado están en función de la familia. Es la comunidad humana fundamental. Conforme sea la familia, será la nación, porque así es el hombre. El futuro del hombre se decide en la familia.
Cuando el valor de la familia esté amenazado por presiones sociales y económicas, la Iglesia reaccionará reafirmando que la familia entre un hombre y una mujer, es necesaria no sólo para el bien privado de cada persona, sino también para el bien común de toda sociedad, nación y Estado.
Esta iniciativa de ley pretende legitimar las relaciones de las sociedades de convivencia, y veladamente quiere dar origen a una legislación que fomenta mecanismos que aprueben los matrimonios entre personas del mismo sexo, incluso con el derecho de adoptar niños, pues la naturaleza les imposibilita engendrarlos entre sí. Una ley como esta, sólo ve y pretende dar soluciones incompletas y momentáneas a un problema que es más complejo de lo que aparenta ser.
Ciertamente la Iglesia católica ve con verdadero amor a todos los hombres y mujeres sin importar preferencias ni inclinaciones, pero fieles a la misión de Pastores, nos oponemos tajantemente a actitudes que dañen al mismo hombre en su proyecto integral de vida.
Proponemos a los legisladores legislar en favor de la dignidad del ser humano y de la familia, ya que la familia es la verdadera medida de la grandeza de una nación, del mismo modo que la dignidad del hombre es la auténtica medida de la civilización.
+ Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Secretario General de la CEM