ROMA, miércoles, 15 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Según el padre Mijo Dzolan, provincial de los Franciscanos de Bosnia-Herzegovina, tras el fracaso de las conversaciones para enmendar la Constitución de la posguerra de los años noventa, se han hecho añicos las esperanzas de poner fin al éxodo de católicos de Bosnia-Herzegovina.
«Nada ha cambiado a mejor para la Iglesia. Los católicos siguen siendo discriminados por la Constitución de Dayton (el acuerdo de paz en los Balcanes alcanzado en 1995)», afirmó el sacerdote en su reciente visita al visitar la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Las conversaciones mantenidas este año con objeto de dar un respiro a los católicos mediante la alteración de la Constitución han fracasado, reveló el padre Dzolan.
«A nivel político sigue existiendo la división: algunos presionan para que se acometa un cambio, mientras otros simplemente no lo consideran esencial», dijo.
El sacerdote añadió que hasta que no se cambie la Constitución, será difícil vislumbrar el fin de la crisis que ha impulsado a más de la mitad de los católicos de Bosnia-Herzegovina a emigrar del país desde la guerra de los Balcanes.
«Debemos cambiar la Constitución para que la gente sienta que puede vivir segura y prosperar en Bosnia-Herzegovina», explicó, precisando que los católicos siguen buscando refugio en el extranjero, en especial, en Croacia, Estados Unidos, y Australia.
«El marco político y cultural existente no es bueno para los católicos, que se sienten indefensos. No confían en que la situación vaya a cambiar», señaló, añadiendo que las personas que habían huido de su lugar natal bosnio durante el conflicto no estaban retornando al país.
El padre Dzolan dijo que la desesperación de los católicos estaba muy alejada del entusiasmo que sintieron tras el Acuerdo de Dayton, y prosiguió: «En diez años no se ha registrado ningún cambio. La gente ha perdido dinamismo, está cansada y ya no tiene esperanzas. En estos momentos, el asunto más importante para la Iglesia es ver cómo ayudar a nuestros hermanos y hermanas a vivir con esperanza», dijo.
El padre Dzolan pidió ayuda material, pero también actuaciones para asegurarles un futuro mejor a los católicos del país: «El Papa Benedicto XVI ha hablado de justicia y reciprocidad. La Iglesia debe denunciar los casos en los que los derechos humanos fundamentales son ignorados».
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Nov 15, 2006 00:00