Mensaje de esperanza de los obispos a Bolivia

LA PAZ, sábado, 18 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que han emanado los obispos de Bolivia al concluir la LXXXIII Asamblea Plenaria de esa Conferencia Episcopal que se ha celebrado esta semana.

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Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6)

Reunidos en la LXXXIII Asamblea los Obispos de Bolivia, como en anteriores ocasiones queremos compartir con el Pueblo de Dios la experiencia de estos días, las reflexiones, los momentos de oración y de comunión, y dar una palabra de aliento y esperanza, en este tiempo de Adviento que vamos a vivir, preparando la Navidad.

El Adviento y la Navidad nos invitan a experimentar con gozo el Nacimiento del Señor, sin dejarnos seducir por el consumismo y la frivolidad que desvirtúan el misterio y la grandeza de Dios con nosotros.

Este tiempo de esperanza tiene un especial significado para nosotros por la preparación a la V Conferencia de la Iglesia de América Latina y del Caribe y por las evidentes señales de cambio que se están produciendo en nuestro país.

V CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE
La V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que Dios mediante tendrá lugar en Aparecida (Brasil) en mayo de 2007, con la presencia del Papa Benedicto XVI, es un tiempo de Gracia para nuestra Iglesia. El lema de la Conferencia, “Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”, nos interpela y nos convoca a un nuevo esfuerzo en la evangelización y en la construcción del Reino de Dios.

Ser discípulo de Jesús significa poner el valor de la vida, la justicia y las bienaventuranzas como tarea. Discípulos y misioneros para evangelizar partiendo con alegría a transmitir la novedad de Jesús que viene a renovar todas las cosas.

Agradecemos a todas las comunidades, movimientos y parroquias el trabajo realizado con el Documento de Participación, e invitamos a seguir acompañando el proceso y a orar con la plegaria que el Papa nos ha regalado.

NUESTRA REALIDAD
Como Obispos, es nuestra misión y nuestro deber iluminar la conciencia de los fieles a la luz de la Palabra de Dios en los asuntos que afectan a la vida humana, la dignidad de la persona, la paz y el bien de todos. Desde la urgencia de ser discípulos tenemos la responsabilidad de anunciar el Reino de Dios y denunciar todo aquello que se opone a la verdad y la justicia. (Cfr Jr 33,16).

Nos congratulamos de los pasos que se están dando para la recuperación de los recursos naturales, factor muy importante para el necesario desarrollo del país y su economía y que deberá beneficiar de manera especial a los sectores más empobrecidos. Así mismo vemos avances en la lucha contra la corrupción y animamos a todos a seguir por un camino de austeridad.

Asamblea Constituyente
Superadas las primeras dificultades y tensiones, confiamos en que el diálogo y la concertación sean el espíritu de trabajo de los constituyentes. Pedimos que, en el respeto a la Ley de Convocatoria siempre se actúe en el marco legal y constitucional, buscando el bien común y que todos los sectores, culturas y pueblos se sientan representados e identificados.
Es necesario que la nueva Constitución reconozca los principios y valores humanos y cristianos que han forjado la vida de nuestra patria y siguen vigentes en el corazón del pueblo.

Tiempo de cambio
Constatamos que ha comenzado un tiempo de cambio, una nueva etapa en nuestra historia, con la incorporación más clara de los sectores sociales empobrecidos y los pueblos originarios a la responsabilidad de gobierno, con la preparación de una nueva Constitución, con el empeño de una mayor identidad y con el deseo de soberanía en libertad, sin intromisiones antiguas o nuevas que atentan contra la dignidad del país.

Como Iglesia participamos en este proceso con esperanza. Sabemos que ningún proyecto político se identifica con el Reino de Dios, que la tarea de los cristianos es apoyar y comprometerse en todo lo que conduce a la justicia y la verdad, y es nuestro deber evangelizar en todo momento y lugar para que el plan de Dios llegue a su plenitud.

Constructores del diálogo y la verdad
La confrontación y el resentimiento sólo conducen a la frustración, división y debilidad nacional. Hoy, más que nunca, es necesario que entremos en la dinámica del diálogo entre los pueblos, las fuerzas políticas, los sectores sociales, las regiones y las culturas.

Es urgente promover la transparencia y la verdad que nos hacen libres y que deben prevalecer frente a la mentira que se ha generalizado en nuestra convivencia social. Mentira que hace del doble discurso una tarea política y que deriva tantas veces en corrupción como algo cotidiano de la vida.

Dignidad de la Familia
Cuando estamos asistiendo a un deterioro progresivo de la familia, es oportuno una vez más reafirmar su dignidad por ser célula básica y fundamento de la sociedad, fuente de la vida y del amor. Son muchas las causas que están combatiéndola: hedonismo, pobreza, desempleo, violencia, machismo y, de una manera particular el éxodo de tantos bolivianos que está ocasionando la ruptura de muchas familias y la falta de protección y abandono de muchos de nuestros niños y jóvenes.

Educar para la libertad
Ante las dudas e incertidumbres que vivimos en el tema educativo, reafirmamos lo que decíamos en el mes de marzo:

“El Estado cumple su función social en la medida en que garantiza el ejercicio de los derechos sociales. Entre ellos, particularmente deben tenerse en cuenta el derecho a la educación, a la salud y a la seguridad social.

Los padres son los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos y tienen el derecho de elegir la que sea más conveniente para ellos. Por tanto, es deber del Estado colaborar a los padres en esa tarea.” (Construyamos una Bolivia para todos No. 29).

Es necesario que la educación sea tarea de todos y llegue a todos, que sea una educación en los valores fundamentales de la persona: la libertad, la dimensión religiosa y la necesaria responsabilidad social.

Tierra
Otro tema candente que suscita hoy nuestra atención es el de la tierra.

Es un principio ético y cristiano la justa distribución de la tierra que Dios creó para todos, que es fuente de riqueza y alimento de los seres humanos, madre fecunda para todos. Las leyes han de propiciar este principio sin beneficiar solo a unos pocos y respetando el derecho de los pueblos y las personas que trabajan la tierra.

Un país, bendecido por Dios con un territorio grande y hermoso, no debería ser lugar de confrontación entre los pueblos y menos entre hermanos. Los abusos han de ser corregidos y todos han de tener posibilidad de trabajar la tierra y vivir de ella, cuidando la ecología en el respeto de las leyes propias de la naturaleza.

Valores humanos y cristianos
Exhortamos a todos a revalorizar nuestra dignidad superando las dificultades de nuestra historia reciente y recuperando los valores humanos y cristianos que han marcado lo mejor de ella. En los últimos años se han incrementado asesinatos, robos, atracos, violaciones de menores, toma de rehenes, grupos de “pandillas” organizados para la delincuencia, linchamientos y violencia de todo tipo.

Sigue siendo un problema grave de nuestra sociedad el alcoholismo y más recientemente la drogadicción. Igualmente vuelve a adquirir caracteres alarmantes el narcotráfico.

Creemos que la causa fundamental de todo ello reside en el abandono de los valores ético-morales, en la pérdida del respeto a la dignidad de cada persona; en una palabra, el resultado de habernos alejado del Dios de la vida.

En el espíritu de la Navidad que nos disponemos a celebrar y con la confianza en Dios que vive entre nosotros, que ha puesto su tienda en el corazón del pueblo, reavivamos nuestra esperanza siendo discípulos y misioneros de Jesucristo en un mundo desgarrado
por el miedo, la pobreza y la crisis de valores.

Que la santísima Virgen María, la primera discípula, que esperó el nacimiento del Dios hecho hombre con inefable amor de madre, interceda ante su Hijo para que Él conceda a nuestra patria un nuevo nacimiento de paz, cimentada en la verdad, la justicia, la solidaridad activa y la libertad.

Noviembre 2006
LOS OBISPOS DE BOLIVIA

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ZENIT Staff

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