ANKARA, martes, 28 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Al emprender su viaje a Turquía, Benedicto aclaró este martes que la vista no tiene un carácter político, sino pastoral, con el objetivo de promover la comprensión recíproca con el islam y con los demás hermanos cristianos, en particular, con los ortodoxos.
«El objetivo de este viaje es el diálogo, la fraternidad, un compromiso a favor de la comprensión entre las culturas y las religiones, a favor de la reconciliación», aclaró en el avión que le llevó de Roma a Ankara.
El valor de este viaje «es simbólico y consiste en los mismos encuentros de amistad y de respeto, en un común compromiso por la paz y la fraternidad», precisó, respondiendo a las preguntas de los periodistas.
Ante la pregunta sobre la integración de Turquía en la Unión Europea, el Papa recordó que el padre de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk, tomó como modelo la Constitución francesa y, por tanto, en el origen de la Turquía moderna se encuentra el diálogo con la razón europea, con su manera de pensar y de vivir, que hay que realizar en un contexto histórico y religioso diferente.
«Por eso –afirmó– el diálogo entre razón europea y tradición musulmana se inscribe en la existencia misma de la Turquía moderna y en esto tenemos una responsabilidad recíproca: nosotros, europeos, tenemos que replantear nuestra razón laicista, que excluye la dimensión religiosa de la vida pública y que lleva a un callejón sin salida».
«Turquía, por su parte –añadió–, a partir de su historia, tiene que pensar con los europeos cómo reconstruir para el futuro el nexo entre laicidad y tradición, entre una razón abierta y tolerante, que tiene como elemento fundamental la libertad y esos valores fundamentales sobre la religión que dan contenido a la libertad».
Respondiendo a la última pregunta, sobre el encuentro con el patriarca Bartolomé I, Benedicto XVI subrayó que más allá del número de los ortodoxos en Turquía, el patriarcado ecuménico tiene un valor histórico y espiritual, como punto de referencia para el mundo ortodoxo.
«Se trata, por tanto, de un momento muy importante en el camino hacia la unidad de los cristianos», concluyó.