El valor simbólico de las cadenas de san Pablo para el ecumenismo

Habla el padre Edmund Power, abad de la Basílica de San Pablo Extramuros

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 15 diciembre 2006 (ZENIT.org).- El arzobispo ortodoxo de Atenas y toda Grecia recibió el 14 de diciembre dos eslabones de la cadena de San Pablo, un gesto que busca contribuir a incrementar las relaciones de amor fraterno entre católicos y ortodoxos.

El padre Edmund Power, OSB, abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, ha explicado en una entrevista a Zenit que la entrega de estas reliquias «era una decisión ya tomada en 2003 por Juan Pablo II pero que no había podido realizar».

«La Iglesia de Atenas considera a Pablo su fundador apostólico, por tanto la reliquia tiene un significado especial», recuerda el abad.

«Pablo habla en ocasiones de sus cadenas en sus cartas. Al rico simbolismo de las cadenas se alude en las citas de las cartas de San Pablo inscritas en el relicario, por ejemplo: “de tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo” (Filipenses 1,13) y “yo, Pablo, el prisionero de Cristo por vosotros” (Efesios 3,1)».

«Las cadenas de Pablo, símbolo físico de su prisión, nos proponen el sufrimiento soportado gozosamente en unión con Cristo, el amor que une a Pablo a su Maestro, y los vínculos de caridad que pueden unir a cuantos reconocen como Señor a Cristo, muerto y resucitado», indica el padre Power.

Según explica, la reliquia de las cadenas en Roma es ya mencionada por San Juan Crisóstomo a finales del siglo IV, por San León Magno (siglo V) y por San Gregorio Magno (siglo VI).

En estos días, la Basílica de San Pablo Extramuros ha sido noticia por las recientes excavaciones que han sacado a la luz el sarcófago que se consideraba, desde la época del emperador Teodosio, la tumba de San Pablo.

El padre Power aclara que ha sido una «coincidencia total» el que la entrega de las cadenas al arzobispo griego y el descubrimiento del sarcófago haya tenido lugar al mismo tiempo, aunque, añade, es «una coincidencia feliz».

«Desde hace algunos meses estamos realizando las obras de la Confesión. Ahora se puede ver el lateral del sarcófago de Pablo, para venerar mejor la memoria del Apóstol de los gentiles», anuncia.

«Al mismo tiempo, hemos descubierto una parte del ábside de la primera Basílica (construida antes del 330), en el lado occidental del edificio; el ábside de la segunda Basílica (de los años 380) está en el lado oriental».

El abad explica que su comunidad benedictina está claramente comprometida en la promoción de la unidad entre los cristianos, «principalmente a través de la hospitalidad hacia los diferentes grupos ecuménicos, que son muchos, y con actividades a nivel espiritual y litúrgico».

«La acogida es un aspecto importante de la vida benedictina. Concretamente, colaboramos con el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos», explica, de hecho, cada delegación cristiana que mantiene relaciones con el Vaticano viene a visitar la Basílica de San Pablo.

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ZENIT Staff

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